rispó de rabia. Su súpli
sagradeci
habitación. Mi mejilla ardió, pero no me inmuté. La miré fijamente, el dolo
Su fuerza no era rival para la mía, fortalecida por años de reprimir mi propia voluntad. "Te di ocho año
dió, mirándome con una
ervando todo con una fría dis
hombre acostumbrado a que le obedezcan. "Has hecho
te," respondí, cogie
estuviera tratando
la se quedará. Puede hacer compañía a Mateo. Tú seguirás siendo la señora de la casa.
odo se podía arreglar con dinero y un nue
s, Ricardo," dije, caminando hac
so en mi camino, bl
" preguntó con sorna. "L
do con una mirada seductor
mente alta para que todos la oyeran. "Me siento u
placer y rodeó su cuello con los brazos, besándolo en la mejilla. Mientras él se la llevaba,
La humillación fue total y pública. Era el
alejaban por el pasillo. Entonces, l
o rojo de ira. "¡Solo te importa el dinero de mi papá! ¡Ere
. No sentí dolor, solo una extraña sensación de liberación.