y éxito. Las cámaras parpadeaban, los periodistas tomaban notas y los inversores sonreían
era", nuestra startup de tecnología financiera, recibi
n secreto para proteger su imagen de "mujer de negocios hecha a sí misma", finalmente me pr
ipación en el estómago. Ricardo "El Ingeniero" Morales,
su sonrisa carismática
ítulo para 'Innovación Financiera'. Hemos asegurad
s ojos buscando en la multit
o que se unió a nosotros recientemente y demostró un potencial increíble.
con fuerza. Est
, algo inespe
cia Sofía con una confianza que no le correspondía. Era joven, carismátic
iendo a las cámaras como si
poderó de mí. ¿Qu
ra, que se riera del atrevimie
no lo
los hombros y dijo: "¡Démosle to
. Los rostros sonrientes a mi alrededor se volvieron borrosos. Humillación, pura
elta y caminé hacia la salida, mi c
de la empresa, el que decía "Ricardo Morales, Director d
í, significaba todo. Estaba cedie
o mis cosas personales en una caja de cartón. El eco de la cel
s acercándos
mi puerta, con una sonri
ma. Pensé que podrías enseñarme u
do cuidadosamente un viejo man
o. Sofía lo ve. Ella necesita a alguien que brille a su
de Mateo cambió en un instante. Su arrogancia se desvan
o está muy enojado. Creo que me culpa por
tensó. No podía
e Mateo, examinándolo como si yo fuera una
, Mateo? ¿Te
r problemas entre ustedes", dijo él, con una
ojos, que una vez me miraron con amor, ah
midar a un pasante solo porque estás celoso? Mateo
era que fuera a saltar sobre él. La postura era tan pro
le pones un dedo encima, te juro que me asegurar
sta a destruirme por él. Por un chico qu
riunfante por encima del hombro, Sofía suspiró, como
ña caja de un cajón. La caja estaba arruga
s suave, manipulador. "Pero tienes que entender la imagen púb
a un reloj. No era nuevo. El cuero de la correa esta
rugado. Lo saqué. La fecha era de hace dos años y el pr
ni siquiera se había molestado en darme. Ahora, en un intento paté
erramó el vaso. No era el dinero. Era la falta
realmente era: una mujer que valoraba la imagen por encima de la sustancia, el carisma por e
rga escapó d
ra ti, Sofía? ¿Un reloj v
tiré a la papelera junto a mi escritorio. El sonido del plássorprendida p
ardo
abó, S
ontrar un número que había guardado hacía meses, una oferta de t
pantalla decía:
el botón
r la vista de los ojos atónitos de S