ta principal abriéndose de golpe
a luz bruscamente. Apestaba a champán caro
a la luz. Ella me miró
arrastrando las palabras. "¿No me esperaste? N
. La lógica de su acusación er
con calma. "Vi las fotos. Parecía
a se c
atético, Ricardo! Deberías estar
lo. "Anda, tráeme un vaso de agua. Y p
a escuchado sus quejas sobre lo agotador que era ser el rostr
había cambiado
edé q
, Sofía. Sírve
rta, como si le hubiera
diji
éndome de pie. El cansancio en mi voz era genuino, pero no er
ostro fue reempl
Después de todo lo que he hecho por ti! ¡Esta
primera vez, no me sent
a mis patentes y a la casa de mis padres. Tú
earme, pero la detuve en el aire, aga
arme", dije en vo
ave. Tropezó hacia atrás, mirándom
qué te pasa, pero más te vale a
ón, dando un portazo tan fue
apagara. No corrí tras ell
ma y me quedé dormido de nuevo, con una
contrarla en la cocina. Por lo general,
para sí misma. Sobre la encimera había una elegante caja
anoche nunca hubiera ocurrido. "Mira lo que le compré a Mateo.
n limitada, brillante y nuevo. El mismo modelo
l barato", murmuró, más para sí misma que
borearla. El reloj viejo y de segunda mano
heló la sangre. Tomó el
e quedaría. Tienes la muñ
ó la mano y me puso el reloj. El metal f
ó por un
ve per
microfibra de la caja y comenzó a pulir meticulosamen
ellas dactilares cuando se
su marido. Ni siquiera era su socio. Era un maniquí de prueba. Una
nuda, y luego la miré a ella, pulien
no sentí nada más q
tín y volví a la cocina. Puse los papeles sobre
o?", pregunt
"Ya está todo redactado.