s y acusaciones. Mis padres y mis suegros bajaron
untó mi padre, co
, retorciéndose de un dolor que yo sabía que
hogada por la rabia y la impoten
nía debía protegerme, se abalanzó sobre mí. Me agarró
io hermano?" Su rostro estaba rojo de ira. Me abo
ras mi padre me golpeaba en el estómago. Caí de ro
pie, observando la escena con una frialdad espeluznante. No movió un dedo para defe
itó. "¡Van a
e esperanza se encendió en mí. Pero s
pital," continuó, su voz llena de urg
él. Yo no era más que un
r el aliento, mi cuerpo dolía, pero mi corazón dolía más. Estaba tan roto p
Nadie me ofreció ayuda. Sofía y mis padres ayudar
ó mi padre. "Y más te vale qu
llegué al hospital, Sofía ya estaba en la sala de emergencias, llenando los papeles
"Disculpen, ¿son pareja? Necesi
lo negó. "Sí," mintió sin
más. Me di la vuelta y fui a otra sección del hospital para
a paliza," dijo mientras aplic
e," mentí, sinti
salir de la consulta. Fernando tenía la pierna enye
a, asegurándose de que yo la escuchara. "No te preocupes, yo te
de suficiencia. "Gracias, cariño
yo no existiera. Sus voces eran susurros íntimos, su
, te prepararé tu postre
medicina especial?" respo
on. Lloré en silencio, un llanto amargo y desesperado. Me miré en el espejo del baño, mi rostro estaba pálido, mis ojos rojos. El hombre que me dev