o en un día soleado, sacudiend
lante Camila, había sido nombrada
eposaba sobre la mesa del comedor. Lo leí una y otra vez, mientra
rillando con una luz pura, la misma que tenía desd
o lograste", le susurré,
ando sentí el c
stro, normalmente compuesto y elegante, era una máscara de hielo. Sus ojos n
abra sonó hueca, desprovista
el sobre de la mesa y lo le
, "justo antes de los
u habitación, como casi siempre desde el accidente. El accidente que l
la otra? Es una noticia maravillosa",
zó una mira
iegue su éxito en la cara a su hermana lisiada? ¿A
que me quedé sin palabras. Camila, a mi lad
empezó a decir, co
ente lo que haces. Siempre compitiendo
ajábamos allí. Era su dominio, un lugar lleno de cosas viejas y un par de cuartos que había mandado a construir hacía años:
ara qué los que
aho gélido salió del interior. El termostato digital marcaba -20 grados Celsius. "Necesita
con los ojos l
vor, no. Papá
madera caliente, me golpeó en la cara. El medidor indicaba 60 grados. "Tú te sentarás aquí y verás. Verás l
. A Camila la metió a la fuerza en el congelador. Escuch
stal que ya empezaba a empañarse por mi l
locura!", grité, golpeando el cristal con las palmas de m
esde el otro l
icardo. Justici
de madera quemando mis rod
lo que quieras, pero saca a Camila. Se va a
vés del cristal, veía la silueta de Camila, ac
o decidió humillar a su hermana
golpeé el cristal con los puños, gritando su nomb
onó. Lo puso en altavoz
Hoy ha sido un día difícil para
riste, ajeno a la monstruosidad que su
to. Estoy impartiendo una lección de empatía", dijo Sofí
ndo sufre mientras tu hi
ol de la cámara frigorífica y bajó aún más la temperatur
ino del otro lado d
za que amenazaba con romperme el pecho. Cada bocanada de aire era como tragar fuego. Miré a Camila. Apenas
e juro que lo haré", amenacé co
tó una r
éfono. Y esta casa está inso
bía en una repisa fuera de las cámaras. La cara
ica ha nombrado a la joven Camila Mendoza como la Mejor Estu
Mi hija, un prodigio destinado a un gran futuro, s
Un cintillo de "ÚLTIMA HOR
encia de Las Lomas. Las víctimas serían la galardonada estudiante Camila Mendoza y su padre, Ricardo Mendoza, quienes habrí
do se
pareció de m
h
o
er
a sonreía. Una so
y la desesperación se fusionaron en
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