fue la chispa que incendió l
la nos quer
abía súplicas. Ya no había razón. Solo la imag
contra el
r, pero el grueso panel apenas vibró. El calo
. No había nada. Solo las parede
el sauna. Una caja metálica con
envolví torpemente alrededor de mis mano
garrador escapó de mis labios mientras la carne
za que me quedaba, estrellé
el res
a v
RA
en el centro del cristal. El sonido fue
vez
s. El aire helado de la cámara de Camila se mezcló con el vapor infernal del
hueco, sintiendo los bord
i amor... ya
con la piel de un pálido azulado y los
gemí, acunando
os. Respiración de boca a boca. Abrí suavemente
onces
año en su boca.
qué un fajo de papel húmedo y arrugado. Lo desdoblé. Eran la
fue lo que m
os pliegues del pa
r, finas y afiladas, meti
capó. Esto no era un castigo. Esto era
rta del sótano. Estaba cerrada con llave. Golpeé con
a
sillos de mi pantalón. No est
or que conectaba con el resto de la casa. Lo arr
a mujer llamada Laura que siempre l
eñora dijo que n
na ambulancia! ¡Camila no respira! ¡Sof
sa. Luego, u
le está dando una lección a usted y a la niña por ser ta
co
ecorría las venas. Estaba solo. Comp
rcomunicador, esta vez
ICARDO?", su voz
ofía! ¡Agujas! ¡Tú se las pu
uso ella para hacerse la víctima. Es igual de manipu
¡Abre la puerta!", supliqué, mi ira reempla
ndo decida disculparse con Isabella, la sacaré. Y tú ta
a se cort
r, el shock y el dolor de mis manos me estaba
a no subía ni bajaba. Su rostro, antes tan lle
suya, sintiendo el frío de la mue
ongelador se arremolinaban a mi al
vacío
ad que se ce
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