res del evento, un matrimonio mayor de apellido Elizondo, finalmente
Elizondo, su voz temblando de indignación. "Hemos confi
s dije", respondió Ricardo con fasti
durante una semana?", replicó el señor Elizondo, su tono cargado de sarcasmo. "¡Exigim
la esposa sumisa que todos esperaban. Me acerqué al gr
ma del murmullo. "Los señores Elizondo solo están preocupados. Quizás si les explicas
cia, no se molestaría en inventar una mentira detallada. Se sent
ió el
con los ojos iny
genio no están sujetos a sus estúpidos horarios de caridad! ¡Valeria es más importante que todos ustedes juntos! ¡E
boca abierta, horrorizados. Los invitados cercanos se habían quedado mudos. Ric
e silencio sepulcral que un r
rgas se desplo
arremolinaron sin saber qué hacer. Ricardo ni siquiera se giró. Em
. Corrí hacia Don Armand
cia!", ordené con una autoridad que
ro tenía un tinte grisáceo. Era un colapso por estrés agudo, probablemente un ataque
paño!", grité a un mesero
cionó y corri
ntre su pulgar y su dedo índice. Apliqué una presión constante y rítmica, una
Humedecí la tela y la coloqué suavement
de la camisa", le pedí a un hombre que se h
as decorativas del salón unas hojas de toronjil, la melisa. Mi abuela la ll
uchillo pequeño?", p
s cercana, corté un par de hojas frescas y regresé al lado de Don Armando. Las mach
rofundo", le susurré, aunque no
a volver a sus mejillas. Su respiración se hizo un poco más pro
asó?", murmuró
iqué con calma. "La ambulancia ya v
Les expliqué rápidamente lo que había sucedido y lo que había hecho. El
izó. Probablemente le evi
do en la camilla, él giró la cab
bil pero llena de una gratitud in
n ahora con una mezcla de asombro y respeto. La señ
u paciencia con ese... hombre. Y ahora esto.
sonrisa genuina por pri
bía ido. Había e
bía empezado a ca