para los más ricos y poderosos. Vi a Ricardo correr hacia allí, sin mirar atrás, subiendo a la cabina con una desesperación que solo dedicaba a una per
que Don Armando estuviera bien. En la sala de espera, mientras los
lla del área de observación. Los doctores habían confirmado que fue un e
or. Sofí
actuó como el mejor de ell
í con sencillez. "Ella creía en el poder
ausa y luego me extendió una tarjeta de presentación desde el bolsillo de su saco. "Por favor, acéptela. No es suficiente para pagarle
mi mano, como el peso de una nueva oportunidad. "Graci
o era opresivo. Era el mismo lugar, pero todo se sentía diferente. Y
saje de Ricardo. No preguntaba por mí, ni
. Es muy caro. Vende tus joyas, las que te dio tu abuela,
yas. El mismo sacrificio que hice en mi vida pasada para q
gó. Era un archivo adj
l divorcio. Te dejo el departamento,
taurantes, sus ganancias futuras, sus propiedades. A cambio, me "perdonaba" las deudas que él mismo había gen
sin leer, cegada por el
Cada palabra diseñada para
undo, la Sofía del pasado luchó por salir, la que quería complacer, la que temí
otra vez. Y otra, hasta que solo quedaron pequeños pedazos de papel en mis m
la mañana. Ricardo entró como un huracán.
fono?", gritó. "¿Dó
dí con calma desde
no lo hay? ¡Te di una orden,
oblema, Ricar
i desafío. Se acercó y me agarró del brazo, el mis
volviste loca? ¡Har
lo empujé. Tropezó hacia atrás,
firmé tus papeles. Si quieres el divorcio, tendrás que pelear por él en la corte.
la ira. Me abofeteó. El golpe fue rápido y certero, me hi
ré. No
jilla y lo miré con una me
r muy caro, Ricardo. El banquete fue solo el comienzo.
iedo en mis ojos. Por primera vez, creo que se dio cuenta de que la mujer qu