ión de no intervenir directamente en la traición de Quetzal. Le entregué la Piedra de
si le quemara. Su rostro, normalmente
cultar su verdadera naturaleza... Itzpapalotl... una
lotó su orgullo, su necesidad de ser el mejor. El v
o caer tan bajo? -El Anciano Sabio estaba genuinamente desconcertado. No podía con
as que Itzpapalotl le decía a mi hermano-. Le prometió un poder que nuestro pue
cargado de pesar. Dejó la pi
, Xochitl? ¿C
lectado. En mi vida anterior, estas riquezas naturales habían sido destruidas o corrompid
a pasada, usted agotó su fuerza vital tratando de contener la maldición
sombro. Eran suficientes para ele
ú necesitas es
sted debe guiar a nuestra gente. Su sabiduría es
ejas manos temblando ligeramente. Una
unos pocos días que o
ento, el peso de nuestro conocimien
inalmente el Anciano-. No podemos deja
n traidor todavía. La gente no lo entendería.
to? ¿Dejamos que
a pasada, cuando Quetzal atacó a los otros pueblos, nadie entendió por
azón todavía aferrado a un hilo de esperanza por el
primera vez, dejé que viera e
l eligió su camino. Yo ya lloré por mi hermano.
años ante mis ojos, pero luego, una nu
debe cegar mi deber. Proteger
os -a
ito. Ya no estaba sola en esto. Tenía al
orque sabía que la confrontación final con Quetzal era inevitable.