Encontré un rincón oscuro en la terraza, esperando que la brisa fresca se llevara el fuego de mi verg
ás agradable, ¿no crees? Adentr
como vidrio molido. No respondí. Me concentré en las l
mi lado. Llevaba un vestido rojo sangre que
blancas. Las mandó quitar todas esta mañana. Dice
ue casi era infantil. Pero fun
leno de orquídeas blancas por mi cu
e esperaba, una defensa patétic
de yoga," dijo ella con una sonrisa despreocu
s, su perfume caro i
n buen pasatiempo para él,
peró a la humillación. "No
O más bien, tú te pareces a la versión imperfecta de mí. Él siempre me q
una me
ó rápidamente. La copa de vino tinto que sostenía se volcó "accidentalmente" sobre m
clamó con falsa sorpresa
onces cuando Alejandro apareció. Vio el desastre, la mancha roja en m
do aquí?" su voz retumbó
ima. "No fue nada, mi amor. Solo un accidente. Y
suya. "¡Ella lo hizo a propósito!" grité, mi
amila y le acarició la mejilla. "¿Estás bien?" le preguntó
el acero. "Tú. Cállate. Has causado suficientes probl
a sido amable conmigo, dio un paso adelante. "Señor, con
rocedió. "Tú no viste nada. Y aprendes a cerrar la b
rmuró Javier, b
vista," ordenó Alejand
ón se hundió. Había perdido su trabajo por defenderme. Me sentí impotente
s a tu habitación. No
andro flotando desde el jardín. A la mañana siguiente, me enteré de la noticia. Javier había tenido un "accidente" de coche en su camino a casa. Murió en el acto. No hubo investigación. Todos sabían que no había sido un accidente