una habitaci
olía a humedad y a productos de limpieza baratos. No er
ta de finanzas. Cuando me escuchó moverme, levantó
mayaste en el hospital, diste un buen susto. El Doctor Morales dijo que
ilidad asombrosa,
vacío en mis ojos. No dije nada. Dejaría qu
solemne. "Un conductor borracho se pasó un alto. La policí
edia" como un actor medi
o me recorrió desde la cadera. Bajé la mirada y vi la sábana
pregunté, y esta ve
spiro teatral lleno de
zo una pausa dramática. "También perdiste al bebé. El golpe fue dem
b
do nuestra sorpresa, nuestro secreto. Íba
de mis hijos, desapa
Era una pieza más del rompecabezas, una confirmación más de la monstruosi
bruscamente, como si se quitara un peso de encima. "Será algo m
umpí. Mi voz era
orprendido p
, Sof
que
go su expresión se suavizó e
mi amor. Com
ueña mesita de noche. Allí estaba el osito de peluche de Mat
go esta
ora, el suéter no estaba. Y en su lugar, tenía un moño azul brillante a
ter de Barnaby?", pr
ró el oso,
l. Valeria me ayudó a recoger las cosas, quizás ell
le
e mi hijo. Había profanado su úl
mis manos habían tejido con amor, reemplazándolo con un trozo de
ñana", le dije, mi mirada fija en e
ono de nuevo, su atención completamente perdid
con una clari
o le importaba nuestro bebé p
lo más rápido posible para poder empezar su
e duelo para él. Era un trámite. Una
Me trajo comida que no toqué, me leyó artículos de su revista que
cada gesto de cuida
, una por una, con una s
yo estaba planeando mi venganza. Y sería tan frí