La falsa tristeza se evaporó, reemplazada por
momento para tus dramas. Nuestro hijo acaba de
tuación, era tan predecible que casi me
je, mi voz apenas un susur
todavía. Revelar mi conocimiento sería desperdiciar mi única arma. Por aho
Solo quiero estar solo", le dije, dándole la
bufar det
tu miseria. Cuando decidas actuar como un adu
alejándose, luego el port
abía
i peso. La ausencia de su presencia fue un alivio tan profundo que me sentí culpable. Mi hijo estaba muerto, y yo me sentía aliviado. Era una
el. Su olor, sus cosas, sus sueños. Me levanté y caminé hacia su ha
scritorio, un cómic a medio leer en la mesita de noche. Mi mirada se posó en un par de tenis nuevos,
in hacer ruido. No la escuché hasta que est
jo con una frialdad práctica que me heló la
a caja d
ndo el poco dinero que teníamos en lujos inútiles. Sie
é, inc
esos tenis?", pregunté, mi voz
on desdén. "Yo no fui. Siempre le di
junto a los tenis, había una peque
que corras hacia tus sueños sin que
cuotas durante meses. Era su regalo de cumpleaños
ta para que e
No entendía. No podía entenderlo, porque nunca había estado realmente allí. Nunca había prestado atención. Para e
e su ignorancia, de su desconexión total con la v