img La Boda Que Nunca Fue  /  Capítulo 3 | 28.57%
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Historia

Capítulo 3

Palabras:1032    |    Actualizado en: Hoy, a las 14:09

la multitud en la calle la

, transportaba con sumo cuidado una enorme caja de cristal. Dent

señado, cada puntada un sueño, cad

zado y con suspensión refor

mponente destacaba entre la multitud. Llevaba un abrigo de cachemira caro y su cab

se es el vestido de mi Sofía! ¡Si le pas

rnura posesiva que antes a Sofía le habría pa

es, él

eslumbrante cruzó su rostro. Se abrió

es aquí? ¡Hace frío

no pesara nada. La gente a su alrededor suspiró, algunos inclu

lejandro.

Vamos al coche, t

ro de su Bentley, que estaba estacionado en dob

oche la envolvió. La nieve com

ntó a su lado,

está camino al estudio fotográfico, ¿por qué no vamos y nos adelantam

febril de siempre. ¿Era tan buen actor o realme

ntió len

á bi

Sí, las fotos le causarían aún más dolor después. Cuanto más alto

che en marcha y se dirigió hacia el estud

cómo los copos de nieve se arremolinaban en el aire. Se sentí

dio, Alejandro re

rajo visiblemente, y tragó saliva con dificultad

nos detalles de la producción del desfile. No tardo nada. Espéram

te antes de salir apresuradamente del

ue no eran asuntos del desfile. Su corazón, que pensaba

o vibró en

temblorosas. Era u

e contení

ba grande, la tela preciosa colgaba de forma extraña sobre su cuerpo. Llevaba el pelo revuelto y una sonr

vino corriendo en cuanto vio esto. ¡Up

el texto,

una transmis

izo clic en el enlace. La pantalla de su teléfono

andro irrumpió en la habitación. S

¡Quítate el vestido de

un sonido agu

e lo vas a

y en sus ojos, la furia comenzó a mezclarse con algo má

pared. Camila rodeó su

e pones así, tan pos

la besaba con una violencia desesperada. Sus manos, que minutos antes la había

ada tela del vestido, de los cristales de Swarovski raspando con

eño, se desgarraba bajo la

r se secaron instantáneamente en su rostro

ión de detenerse. Al contrario, pare

agó el t

erta del co

a bofetada. La nieve caía más densa a

rumbo, tambaleándose

Lo único que veía era la imagen de su vesti

tido, perdido en un pla

ando llegó a las puertas de la mansión que Alejand

e, justo en la entrad

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