ué pasa?
ero sólido que había sentido en horas. Estaba sentada en el suel
-dije, mi voz
uchó la ruptura en mi voz-. Mi jet ya se está preparando. Estaré
grimas vinieran. No eran sollozos fuertes y entrecortados, sino un torrente silen
a vez se sintió como un hogar. Ahora se sentía como un museo de una vid
o desde marcos de plata. Encontré la pequeña caja de terciopelo que contenía el primer par de aretes de diamantes que me regaló
mi mundo empieza
cineración en el pasillo de servicio y, uno por uno, alimenté los pedazos de mi vida destrozada a la oscuridad. El traje a medida que usó en nuestr
o escuché una llave en la cerradura. La puerta se abrió y allí esta
a y su son
? ¿Qu
trayéndome a sus brazos. Me quedé rígida,
ró en mi cabello-. La reunión se
orado, estaban llenos de lo que parecía una preocupación genuina. Había contratado a un chef privado. La mesa de
jo, su voz una promesa baja y sincera-. Nada
una actuación, una muy convincente, pero ya no era par
gala debe haberte agotado. Y con lo que pasó con el pre
r mi padre, una pena segura y comprensib
sto duelo-. Nuestro aniversario. Una semana en una villa privada en San Miguel
de su teléfono. Miró la pantalla y, por una fracción d
o -dijo, su voz tens
. Vi el identificador de llamadas. No era un inversi
o y urgente. No notó la expresión de mi rostro. N
il millones de pesos. Dejó todo. Estuvo a mi lado en quince minutos, su rostro grabado con preocupación. Me sacó del edificio él mismo, sin importarl
a ido. Sus instintos protectores, su preocupación urgente,
A la mañana siguiente, Gregorio me estaba esperando, su rostro una imagen perfecta de co
pasajero, mi pie golpeó algo pequeño y duro en el tapete. Me agaché.
jos se abrieron por un momento ant
vier debe haberlo dejado caer. La trajo a la oficina aye
la ventana, una sonrisa am
ta. Un encantador e íntimo bistró francés en Polanco. Pi
ijo, sus ojos encontrándose con los míos
este hombre poderoso y carismático que parecía ver directamente
o su teléfono no dejaba de vibrar sobre la mesa. Lo miraba, su
nrisa forzada-. Una llamada rápida que tengo que ha
n, una cosa fría y aguda, me dijo que lo siguiera. Me deslicé de mi silla y lo seguí
puerta. Podía oír s
Mateo que papá está muy orgulloso de él por ser tan valiente. Estaré
iño pequeño, metálica
amo, papi! ¡Ve
ché la voz
esperando. N
ato. Estaba jugando a la casita. Le estaba arrullando a su
a, mi mano volando a mi boca para ahog
stá bien? S
ra responder, un g
para el personal. -Me estaba bloqueand
ue simbolizaba el comienzo de mi más grande historia
o su excusa. Una llamada rápida que tengo que
lmar el fuego en mi pecho. Empecé a caminar, mis tacones marcando un ritmo frenético en el pavimento. Mi pie, que me
n un pequeño parque. Me dejé caer en una banca, el mun
las lágrimas corrieron por mi cara, hasta que mi estómago se acalambró y no pude res
todo se vo