n al asiento trasero de la camioneta, la puerta cerrándose con un sonido de finalidad. Camilo estaba
Había esperado que él gritara, que exigiera una explicación de por qué in
ada. No d
na lluvia fría comenzaba a caer. Su ropa seguía siendo la misma de la fiesta, ahora arrugada y manchada. Le dolía el cuerpo. El aperitivo de mariscos
o retrovisor. No se dirigían a la finca familiar. Alana observó cómo las calles familiares daba
e e imponente. El mausoleo de la familia Garza
la de papeles voló desde el asiento delantero, golpeándola
ilo, su voz desprov
. La agarró del brazo y la arrastró bajo la lluvia torrencial, obligán
o nauseabundo y una nueva ola de dolor le recorrió las piernas. La
re ella como un verdugo. La lluvia le pegaba el
a sus pies. Eran impresiones de sitios web de ch
enda era finalista para una prestigiosa beca para estudiar en Londre
ostro a centímet
. Está en terapia intensiv
o drama perfectam
agullado-. Vuelves así, pareciendo que saliste arrastrándote de una alcantarilla, ¿y crees que
Estaba usando su trauma, lo mismo que había sobrevivid
os helados. El dolor de los látigos y las cadenas en el complejo era un
, su voz temblando-. ¿Prue
. Su mano se disparó, sus de
isión-. La dirección IP de donde vinieron las publicaciones fue rastreada hasta l
sesperada y ahogada atrapada en su
, empujándola de nu
rodillarás aquí y te arrepentirás ante tus padres por la desgracia en que
ejó sin mirar atrás, dej
ro. Intentó levantarse, decirle que revisara su teléfono, que revis
algo tan malvado"
ría la verdad. Quería una excusa para c
us piernas... sus rodillas estaba
entinelas silenciosos de su miseria. El frío se le metió en los huesos. El viento era un azote constante contra
noche, finalme
s se acercó, su
ha despertado -dij
bsolutamente absurdo. No había hecho ni una sola de las cosas de las q
oltó un grito primario de dolor, sus lágrimas perdidas en la lluvia inte
o a un hospital, sino al cuarto de tr
cuchó sus voces a través de la puerta. Andrés, su propio hermano, hablando con su abogado sobre transferir la mayo
aron con tanto esfuerzo para apaciguar a l
nillo matriarcal de la familia Suárez, el que su madre había usado, el que estaba dest
ura, encerrada mientras ellos colmaban a su to
hacía mucho tiempo. Solo queda
conocimiento por completo, escuchó el c
la colonia que Camilo siempre us
e algo que podría haber sido culpa.
varé al
erzas para abrir los oj
ró, su voz un graznido s