rcado a hacer la compra, sin sospechar que Adrian, a quien creía
los ingredientes con meticulosidad. Sin darse cu
paces de cualquier cosa por dinero y poder. Después de todo, cada mujer que había conoc
Estaba tan absorta en su tarea que parecía incansable; un detalle que nin
odía significar que e
mujer tan trabajadora, y mucho menos a una
en los labios de Adrian y enarcó una ceja, sorpren
visto sonreír de esa manera. El Adrian que él conocía siempr
ro
media hora, el señor Moss llegará a la empresa para la reunión. Debemos regresar ahora si queremos llegar a
r, era el aura imponente de Adrian lo q
el señor Moss en mi nombre", respondió Adrian c
rrera, para quien el trabajo siempre había sido la máxima prioridad. ¿Y ahora,
miento. ¿Qué clase de hechizo le había lanzado a
a muchas otras mujeres aún más bellas y con un porte más elegante, y ninguna había l
e sucedía a su jefe, Gray
on las bolsas y se dirigió al mercado. Sin tomarse u
esar de no tener ayuda, organizaba todo con una rapide
que era excepcional, muy diferen
n decidió acercarse a su puesto. Sin embargo, antes
a hamburguesa y una crepa, p
a sonrisa, mientras el sudor comenzaba a brotar en su frente por e
un aspecto casi angelical que la hacía ver aún más he
y su crepa", dijo Elyse mien
retirar la mano, él la sujetó con la suya libre. "¿Te importaría darme
o una sonrisa profesional. "Lo siento, señor
lares. ¿Eso no me convierte en tu amigo? ¿O tengo que pedir más para que m
ñor, si solo vino a molestar, le pido que deje la comi
te de lo que pensaba. No eres más que una simple vendedora ambulante. D
er clientes como usted!", exclamó Elyse,
demás solían marcharse en cuanto dejaba claro que no estab
cedieron al reconocer al hombre. Se trataba de un matón conocido en
tu número hoy, te guste o no!", declaró él. Dicho esto, intent
de alcanzarlo, otra más grande apareció y
e!". Al darse la vuelta para encarar a quien se atrevía
la sangre se le helaba en las venas y, po
corazón se desbocara y sus p
ntarse a ese patán. Miró al recién llegado y entrecerró los ojos, confundid
tan fría que los curiosos retrocedieron, asustados. Con una ceja enar
ó saliva y susurró: "No te metas, esto es entre mi ch
estilaba amenaza, replicó: "Lamento informarte que la muj