toda velocidad ha
era apremiante: "El estado de la paciente empeora rápidamente. Debemos proceder
, Johanna firmó maquinalmente los documentos, co
eguntó en un susurro: "Doctor
mo gélida. "Ahora mismo, su principal preocup
edó helada po
ugía de emergencia, un temor económi
el baño del hospital e
ó una oleada de náuseas que la hizo inclina
certeza la golpeó: no le había llegado el perí
a y, en un acto reflejo, se
l por hora, Johan
o de la cirugía de su madre, co
peranzas, compró una prueba de embara
nsor, divisó a Ca
ldas, absorto
ño fruncido, una expresión de conflicto
, atrapado en un m
encogió el coraz
ta relación, Carson le había mostrado m
ara ella. Esa reacción, pensó, solo podía provocarla algu
en estaba al otro lado de la línea, aquella mujer
Johanna volvió en sí y, por puro instinto, e
rcaba, con un aire de indiferencia
stá tu m
a desvió la mirada. "Está bien. Gracias", respo
enzó a disiparse, reemplazado
"Envíame los detalles cuando tengas tiempo. Esto
una mirada inescrut
ó su palidez. "¿De verdad estás bien?", volvió a
e mientras se alejaba, creando distancia co
ó la prueba de embarazo. Contuvo la respiración
e robó el aliento y sintió q
embar
os, pero una convicción se abrió pas
imonio, a los hijos y a cualquier ti
acó bruscamente de sus pensam
se sorprendió al ver que e
otalidad con la tarjeta adicional de Carson. Era un gesto de generosidad que le recordaba al
s habían qued
abía costado dejarlo, de las incontables
: ¿iba a permitir que su ayuda económica la hiciera flaquear? ¿
ro cada posible solución parecía llev
un momento para ordenar sus ideas, llamó a Carson. Él respondió
asa, Jo