la oscuridad en
ardo sentado en la mesa del comedor, exactamente dond
l, escudriñando su rostro
mejilla. Su contacto se sintió
y agudo le picó en
las palabras a salir. -Solo
emplazado por una simpatía ensayada. -Oh, cariño. Lo sie
ía olv
incinerada y sus cenizas esparcidas e
lavó las uñas en las palmas de las manos, el escozor
os del cuidado practicado de un esposo
pie junto al fregadero, y sintió como s
uo, casi la había engaña
spacio lleno de tres años de recuerdos q
envió un mensaje al
Quiero que se final
voz de Ricardo vino desde
su teléfono. -Solo
barbilla descansaba en su hombro. -No me gusta que trabajes aquí
ó tener
le provocaron
ado. Él quería un hijo no con ella, sino
cuello. Su contacto hizo
, Sofía -susurró,
jarlo, de gritarle en la cara.
cardo -dijo, con la voz
ra vez que l
a calidez en sus ojos se desvaneció, reempl
Se dio la vuelta y entró en el bañ
se había dado cuenta d
a mesa de centro, se ilu
empalagosamente dulce. *Ric,
io el mensaje e inmediata
en la oficina -dijo,
ra era t
ta, un impulso desesperado y aut
Ricardo. Qué
de impaciencia. -No seas tan infan
ortazo detrás de él, dejándola so
o de su esper
venta del departamento, el acto