o en el suelo con una mano, su rostro torcido en una mueca
sperado y se retorció, hundiéndole los
d completamente desaparecida. Agarró al gato por el pescuezo y lo
n el pecho de Carla. Irrumpió en la
tropezar hacia atrás. Carla recogió a Mermelada, que te
do de furia. Miró al animal gimoteante en
risa fría y burlona. "Ahora es mío. Fernando
ró Carla, abrazando pr
fusionaron en una sola explosión cinética de furia. Levantó la mano y le dio una
uelta en la cintura. Captó la escena en un instante: Carla de pie sobre una Valeria ll
el gato... ¡el gato me mordió otra vez! ¡Mira!". Levantó la
Carla, con la voz en carne viva. "¡
aba tratando de darle de comer y se volv
nte en la muñeca de Valeria, luego la expresión furiosa de
eria, rodeándola con un brazo protector. "Este animal es una amenaza". Se volvió hacia un guardaesp
eguntó Carla, su sangre
lo", dijo Fernando, su voz plana y final. "Una
ión animal. Abrazó a Mermelada contra su pecho. "¡
ndo, su paciencia agotada. "¡Es un animal! ¡Valeria
etrocedió, protegiendo a Mermelada con su cuer
abalanzó, sus manos cerrándose alrededor de los brazos de Carla. Ella luchó, pateó
o y desgarrador maullido
ayendo de rodillas, sus fuerzas agotadas
indescifrable. "Esto es por tu propio bien, Carla. Est
rió tras él, sus pies descalzos golpeando el frío suelo de mármol. Vio al guardaespa
anilla del coche mientras comenzaba a a
, sus pulmones ardiendo, las lágrimas nublando su visión. Corrió hasta que
esaparecían en la noche. "Te odio", susurró a la carretera vací
ció, y por segunda vez en otras tantas semanas, perdió el conocimiento a raíz de su crueldad. Su corazón, ya roto, a