ma octava vez, abandonándome en el juzgado
an: querían que me esterilizara para po
me disculpara. Incluso me encerró en el sótano, a sabiendas de
era un monstruo, y y
ce mis maletas, acepté un trabajo de ensueño al
mina
ítu
vista d
z que mi prometido me d
una dura banca de madera, mis dedos trazando el frío e intrincado metal del anillo de compromiso que Arturo había puesto allí hacía se
levaba espera
Torre? -gritó una funcionaria,
camino -dije, las palabras sabiendo a ceniza en mi boc
a de lástima e irritación antes de ll
ntalla. Un alivio, débil y patético, me recorrió por una fracción
? Ya han dicho nuestr
y arrepentido que solía derretir mi corazón. Ahora so
. Y ese algo siempr
mi voz peligrosamente baja.
que tiene jaqueca y está maread
ita para el acta de matrimonio -nuestra t
acaciones porque Claudia se sentía sola. Ochenta y ocho veces. Llevaba la cuenta en una aplicación oculta en mi celular. Ochenta y ocho p
Mi amor, ¿
d de enfrente. -Ella tiene su propio coche, Arturo.
sa familiar y frustrada culpa-. Me necesit
ia lo había empujado para quitarlo del camino de un coche a toda velocidad, rompiéndose su propia pierna en el
r. Te lo compensaré, lo
espuesta. La l
mada. Los sonidos ahogados del juzgado se desvanecieron en un rugido sordo.
e mi dedo con facilidad, dejando una marca pálida y hundida en mi piel. Miré la piedra brillante,
Sin pensarlo dos veces, abrí la mano y dejé caer el anillo. Hizo un pequeño e insatisfactorla puerta me estaba mirando, con el ceño fr
ndí. ¿Qué p
o vale la pena, mija. Un tipo que te deja plantada
a negado a ver. Todos lo veían menos yo. Mis amigos, mi familia, incluso un ex
o heredero de un imperio tecnológico, que había irrumpido en la biblioteca del campus como una tormenta, encantador, brillante y completamente cautivado por mí. Me cortejó sin descanso, con paseos en helicóptero sobre la ciu
uestra relación, Claudia había reg
viaje de fin de semana pospuesto porque Claudia tenía gripe. Pero las intromisiones se hicieron más frecuent
usa. -Es que es muy frágil,
uando ella no estaba cerca. Pero hoy, de pie en este juzgado sin alma, finalmente lo
que compartíamos fue un borrón. Estacioné mi coche y entré por la puerta principal, el silencio de la ca
s voces provenientes del dormitorio principal, nuestro
nar, Arturo? -Era Claudia, su voz empa
irme, segura-. Ximena me ama. Hará
re se m
ete a la ligadura de trompas, nos casamos y cría a mi bebé como si fuera suyo. Nad
zación. Querían que renunciara a mi capacidad de tener hijos, para criar
hijo que n
ro-. ¿Estás segura... de qu
ue crezca con su padre. Y Ximena será la madre perfecta. Después
tir mis manos, mis pies. Un rugido comen
puerta par
Arturo rodeando los hombros de Claudia. Se gira
Arturo, dando
voz un susurro crudo-. ¿
gando en sus labios. Puso una mano protectora sobre su
nó sobre su eje.
tro estaba pálido, sus ojos suplicantes. -Ximena, déjame explicarte.
. ¿Quieres que me someta a una cirugía, que me vuelva estéril, para po
seda-. De esta manera, todos podemos estar juntos. Arturo no tendrá
o profundo y escalofriante. El amor que había sentido por él, la pacienc
del hombre del que me enamoré. No encontré ninguna. -¿Es esto l
e, su mano temblando. -Ximena, por favor
lamas. Las palabras "te amo" de sus labios eran
estado durmiendo durante meses, y cerré la puerta con llave. Me dejé caer al suelo, mi cuerpo temblando incontrolableme
creía en el amor y los cuentos de hadas
onó mi teléfono. Era un número que no había visto en mucho
ida y familiar-. Espero n
Está bien. -Mi
nvestigadora principal. El proyecto es revolucionario, una nueva síntesis de polímeros que podría cambiarlo todo. Es t
stigación al otro lado del país. Un trabajo de en
a vida.
dad me invadió,
firme por primera vez en
a noticia! ¿Cuán
estéril habitación que había sid
ia mi armario y saqué una maleta. Se había
te, benditamen
-