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Historia
Mi marido perdedor resultó ser inmensamente rico

Mi marido perdedor resultó ser inmensamente rico

Autor: Olive Rivers
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Capítulo 1 Consiguiendo un nuevo marido

Palabras:1162    |    Actualizado en: 15/10/2025

o, ocurrió un desastre cuando la novia y su prima cayer

lló con un s

o. A través de sus ojos ardientes, vio a Brad Davies, su prometido, corriendo

uavizó el pánico de la novia, quie

iéndose directamente hacia Maddie Gordon, la prima de Kiera. Sosteniendo a Maddie cer

r la sorpresa, y gritó hasta que le ardió la g

le llenaba la garganta. Su última visión fue de Bra

ovia, pesado por la tela empapada, la hundía más, sofocándola como un an

e acercó a ella, firme y sin dudar. Unos brazo

ulmones, el ritmo de manos firmes presionando contra su

la luz del sol brillando detrás del extraño que la habí

l, pero honesta, susurró: "Gracias.

el. Su voz retumbó baja, segura e inflexible. "No

gritos resonando en el caos. Mientras todas las miradas estaban en la conmoció

ujer abrió los ojos en un

Brad nunca

éfono

a, pelando una manzana con delicadeza que Kiera no había visto en él en mu

raspando su garganta mientras las lág

envidiaban, unidos desde la infancia y p

ños. Brad había prometido esperar, jurando que el día que ella regresara sería el día en que

e había aferrado a quedarse a su l

io bien. Se aferró a esa explicación. Incluso cuando él la abandonaba una y otra vez, corriendo hacia Maddie en lugar de ofrecerle su mano, ell

se vio a sí misma por lo que realmente era:

o en el vidrio oscurecido, un rostro empapad

brió la pantalla como si eso pu

n lo que se había c

so. Sus dedos se movieron rápidamente, impulsados por la d

rró el número de ese hombre y bloqueó toda

o por razones propias, pero nadie había dic

so era lo que

estido rojo ajustado que abrazaba su figura, cada curva exi

año que la había salvado: una ubicación que la lle

ra oxidada se alzaban a su alrededor, sus siluetas dent

de sí misma, ella frotó calor en su piel

ía un auto abollado, su capó destrozado, su emblema ausente. El raspado de

el suelo. Alto y sólido, se quitó los guantes, tomó una toalla y se la pasó

tante, la luz iluminó su rostro, cada ángulo afi

entrecortó. Este hombre era

tono con una sonrisa elegante. "Buenas noches,

echa; ahora se presentaba con un maquillaje i

da fugaz antes de apartar la vista. Su

sinceridad impregnando sus

mente aturdida apenas se aferró a ellas;

, tragando lentamente antes de fijar su mirada en la mujer

n mientras susurraba, vacilante pero resu

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