gudo resonó al otro
rminara la llamada y luego miró a Adelina, que se había
l Registro Civi
a, completamente desconcertada
estaba pa
el Grupo Lewis co
Elías permane
un hombre que se dejara acorralar por un par de mujeres insistentes. Como director ejecut
lo tenía to
que calmaba su mente agitada. Eso, por sí solo, ya le resolvía un gran problema personal. Además, un matrimonio
lir su objetivo; para él, serí
esa mujer, pero una cosa era cierta: la familia Wright era dema
lgo de tiempo y energía, recursos que, a
.
do del zumbido de los insectos, como si la propia natural
elegante Bugatti negro de edición limitada estaba estacionado junto a la acera. Desde el asiento del conductor, b
ovisor y se apresuró a explicar: "Seguramente es por el buen clima de hoy, por eso est
lo y casi se quedó ciego p
legaba
y diez. La hora acordada
in sentido del tiempo que solo sabía
o para pedirle el celular a Felipe y revisar algunos documentos, pero en ese momento,
nte que su celular se le cayó de
efe suspiraba y cerraba los ojos. Al abrirlos, se encont
ra más que un p
mpletamente diferente a l
ñana. Sus ojos brillaban y la piel perfecta, y cuand
su delgada figura. Llevaba el largo cabello recogido de manera informal, cayendo en suaves ondas sob
lías se quedó
aba la compostura y se disponía a hablar, Adelina ya había met
", le preguntó, bastante decepcionada, señalando el elegante traje neg
solo un matrimonio de fachada. No hay por qué ser tan quisquilloso". Se ajustó el saco y
n efecto, ella sacó una camisa blanca doblada y una
que hacerlo bien. Adentro hay demasiada gente y, con su estatus, llamará mucho la atenció
auto, cerró la puerta y se dio la
ni una pizca de enojo. Al contrario, se e
O tal vez, una vez más, fue su aroma
lo guio a la oficina que
ó Elías al notar que los oj
nte dio un paso adelante, su alta figur
pero ahora estaba llorando.
le co
de su madre y estaba disfrutando de una paz inusual. Solo necesitaba esa a
ima imaginaria. "Es solo que me siento un poco tris
resencia en la v
inutos los papeles estaban firm
icado riendo feliz. Elías solo pudo negar con la cabe
edad repentina: "Señor Lewis, ahora que estamos casados,
a le mostró la pantalla de su propio celular. La información d
minó con
tro en que ella le pidió prestado el celular,
l número de su madre a propósi
s fijos en él. "Solo esta vez, por favor. Ayúdeme con esto y le prometo que no volveré a molestar a su ma
a irritación que esperaba. Casi empe
bía alg
sivos. ¿Por qué, entonces, tenía tanta prisa
a posible
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