La esposa pesada que redefinió la belleza / Capítulo 6 Pues mi madre nunca se hace amiga de las amantes | 3.61%n de la fami
te. A pesar de la luz intensa, una tensió
en una bandeja. Sin embargo, sus manos temblaban nerviosamente
etó Ronald Wright con evidente desaprobación. Estaba reclinado despreocupadamente en el sofá,
nstante. Se giró para enfrentarlo, con un e
la es la que no pertenece aquí, una parásita que vive a costa nuestra! Si no hubiera regresado para ayudar a Anabel con
us palabras, tropezó y ca
desastre, aunque la mayor parte del líqui
encontró mirando un par de
o, pero pálido como un fantasma, l
una risa despreocupada en ese instan
nos fuimos, ¿y ahora nos tratas como a desconocidos?
la rodeaban mientras se apresuraba a disculparse. "Lo siento mucho, no fue mi intención.
era terminar, la atmós
pero su mirada se había vuelto un rem
ita burlona, disfrut
antes y, sin dudarlo, le vertió el líquido hirviendo sobre la cabeza a Clara mientras gritaba, furiosa
ilyn
gritaron a
pir en el salón y correr directamente al
¿estás
ecibió el mensaje de la mujer, pero
orita Wright..."
Adelina frunció el ceño, sintiendo cómo la ira la invadía. Lanzó una mirada feroz a las cuatro personas que tenía delante, cada uno c
ago. Con una mueca de asco, apartó la mirada. "Esta es mi casa y
a Adelina. "¡Exacto! Adelina, tú también eres una Wright, igual que noso
tuvo la mirada
su aspecto, sus ojos seguían
en poner un pie en Waemery. Usar su enfermedad como excusa para romper las reglas y
ítimos" cayó com
putación, perdió los estribos y se abala
oceder y se preparó para el im
Ah
in dudarlo, empujando a Kailyn a un lado. La joven, de complexi
s en el salón, con una amen
a en un claro gesto protector, no pudo contenerse y soltó
e que Elías la sostenía con firmeza.
tó con más fuerza, ignorando por completo
que has organizado?", p
aba pasa
inó hacia él y susurró, exasperada: "Te pedí que me ayudaras a m
mbargo, ella esta
manera, la estaba ayudand
poca compostura que le quedaba. La sonrisa forzada se de
or sus ambiciones; planeaba asistir al banquete por el tr
, y su madre, Haley, tenía cie
dades y una empresa en Duifsas, as
rtido, y Anabel estaba segura de que su belleza, talento y cui
ina se interponí
solo era fea, sino tambié
ale
rumpió los amargos pe
encia hacía que los demás se
compostura. Después de todo, estaba en
ra Adelina, la intrusa sin
r su nombre, Haley sinti
Cómo está tu madre? La extraño mucho. De hecho, en unos días
amiga de la familia, cargado
d. Una sonrisa burlona, cargada de desdén, se dibujó en sus labios. "No te conoz
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