ana
ualquier discusión. Me miró fijamente, con el
tengo todo bajo control'?
ú tienes tu plan, y yo debería
deliberadamente provocadora. ¡Estás creando
el clóset y comencé a empacar. Metódicamente. Impersonalmente. Calcetines, ropa interior, dos conjuntos de r
mos riendo, jóvenes e increíblemente felices. Por un momento, una ola de dolor me invadió,
o frío y pragmático en la otra habitación. No eran la misma persona
unto a mi escritorio y dejé caer el marc
o era sentimental.
a. Me había seguido. Sus ojos estaban fijos en el
mirarlo. "Diez kilogramos
i a la habitación de mi madre, la ayudé a empacar sus cosas esenciales, s
. Bruno y Katia se acurrucaron en su oficina, susurrando y excluyéndome deliberadamente. No me importó. Me senté co
dad inquietante, puntuada por gritos lejanos y el ocasional estallido de cristales. El generador de
ua de la cocina estaba programado para liberar una cantidad estr
dor. Era Katia. Tenía un vaso lleno hasta el borde de cubitos de hielo, y estaba dejando correr el agua purificada del dispensa
omo una niña atrapada
ente la puerta del refrigerado
staba demasiado cansada para estar furiosa. Todo lo
emos", dije,
jo rápidamente, sus ojos
o apareció en la puerta, a
stá pas
de inmediato. "So
goteando condescendencia. "Por el amor de Dios, Adi, ella está bajo mucha presión.
or preocuparme por nuestros menguantes recur
obre la conservación, no eran para nosotros. No eran para mí. Eran para asegurar que hubiera más qu
Una lenta y triunfante sonrisa se extendió p
brí la despensa y saqué mi bolsa pre-porcionada de barras de prote
a?", preguntó Bruno, su v
él, con los b
recursos y los re
onde mi madre dormía plácida
gas a mi habitación por
a mi recámara y luego me volví para enfrentar
voz tranquila y final. "Nos quedaremos a
ta es mi casa
cho más ti
puerta. Puso su m
rostro una mezcla de ira y
rectamente
paración, Bruno
do haciendo eco del cierre final de un capítulo en mi vida. Apoyé la espalda contra la ma

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