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del mismo aire que respiraba, y apenas llegué al baño antes de vomitar. Me arrodillé sobre el inodoro, mi cuerpo convuls
los pasos de Manuel. S
l prometido preocupado y gentil. La actuación estaba tan arraig
voz susurrando mi nombre, y saber que todo, cada toque, era una men
es -jadeé e
un nuevo tono entró en
... embaraz
il sonido de su teléfono marcando. E
año... No, no sé... ¿Y si lo está? -Hubo una pausa-
nca de fondo, ofreciendo su falsa preocupación. Se "encargarían". Las palabras eran una sentencia de muer
a cruzado la voz de Manuel. ¿Un momento de conflicto interno? No im
ndo me di la vuelta, él estaba apoyado en el marco de la puerta, co
ojos grises, tan parecidos a los de Antonio,
ana y muerta-. Es so
blemente perdida. El procedimiento había sido rápido, clínico y absolutamente devastador. Había llora
coche de Antonio se detuvo. El propio Antonio. El autor inte
voz con el tono suave y culto que
aroma de las flores y el silencio. Puso música, una banda indie que a Bianca
staurante con estrellas Michelin. Bian
tan preocupados! Te traje algo para animarte. -Me entregó una bolsa de rega
"chicos Herrera" creciendo, pintando un cuadro de un vínculo exclusivo e impenetrable. Antonio y Manuel le siguieron el j
o un puchero-. No seas una extraña. ¡Pronto ser
familiar comenzó a invadir mi pecho. Sentía la garganta espesa. M
os cacahuates. Una alergia que Antonio conocía. Una alergia que
menzó a nublarse. Busqué a tientas en mi b
mi voz apenas un s
acción de segundo, vi pánico genuino en sus ojos. Se levantó tan rápido que s
r un suave y teatral jadeo y s
ento muy bien -gimió
e un lado a otro entre yo, jadeando por
se hizo en
hacia mi bolso. Me arrancó el E
urgencia frenética que nunca antes le había
ición, había destapado la aguja y la
s bordes. Me estaba muriend
frialdad, viéndome deslizarme de mi si
Bianca en sus brazos y salió corriendo del restauran
en el suelo

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