dra Or
ía de moda en el centro. Faltaba una semana para el premio que Antonio iba a recibir. El tiempo era
ró con un mensa
de esta tarde es un rollo. Ojalá
sedán negro se detenía en la acera. Se bajó, impecablemente vestido, con una sonrisa encanta
ra su voz pública: segura, cálida, atractiva. Prob
mplazada por una mirada de hambre impaciente. Su voz, incluso desde el otro l
scaneando la calle-. No, te dije, la entrada de
el estrecho callejón junto a la cafetería. El callejón conducía a la entrada de servicio del Hot
cuerpo, un zumbido de baja frecuencia de pura e inalterada rabia. Esto no era do
ón, el hedor a basura y cerveza rancia pegado al aire. Lo vi pasar una tarjeta d
istrarse. Tenía una llav
del hotel, mi rostro una máscara de educada indiferencia. Me paré cerca
apa de suciedad cubriendo mis veinte años de matrimonio. Imaginé lo que estaba sucediendo en la
a puerta. No crearía una escena. Mi ve
nco minutos, saqué mi te
undo timbre, su
amor. ¿T
uesto a su respiración agitada, fue tan prof
a: temblorosa, débil. Le inyecté una nota de p
ada fluyendo sin esfuerzo-. Estoy en una junta, ya
. Tan fácil
o -susurré, dejando que mi voz se quebrara-. Me due
ngranajes girando en su cabeza, sopesando sus opci
a mismo. Llego en veinte minutos.
lg
o frenético contra mis costillas. Segundos después, la puerta de la Habitación 207 se abrió
siente bien. Tengo que irme. No, no sé cuándo. Solo..
acia los ascensores, presionando
pués, la puerta de la 207 se abrió de nuevo. Una
bio y un vestido de moda, de aspecto caro, que se ceñía a su cuerpo. Salió al p
oz teñida de un capricho pet
zo, su rostro tens
ra no. Teng
un gesto desprovisto de cualqu
, antes de darse la vuelta
s de que se recompusiera, alisándose el vestido. Y cuando se g
re se m
ía es
l Colegio del Bosqu
a Mo
ena onda", como la había descrito mi hijo. La que era "
e unos meses, en la mesa del comedor. "La Miss Katia es súper buena
eléfono, riendo. "Mira el TikTok de
o sa
jo lo
no solo encajaron; se estrellaron unas contra otras, formando una imagen monstruosa de traición tan profunda que me robó el aliento. Esto n
onrientes, surgió en mi mente. Se habían estado
ra la pared, la textura áspera del papel tapiz clavándose en mi espalda. Esta era una traición a nivel celular. Era un ven
s venas se con
umido por una furia pura y justiciera. Salí del hotel, no de regreso a mi coche, si
o llamé a una amiga.
nal, una mujer despiadadam
s encontrar sobre una mujer llamada Katia Montes. Redes sociales,
ro de JusticiaLegal88
quiero quemarle el mundo hasta los cimientos. Pero todavía no. Qui

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