ista de Ca
el bullicio de la habitación como un
e mis antiguos amigos. No era una petición. Era una
s, el que había estado tan ansioso por verme humillada, ni siquiera hizo contacto visual mientras
nosotros dos en un silencio pesado y sofoc
iró de arriba abajo, su mirada deteniéndose en el vestido barato y ajustado, el ma
dinero, Camila? -preguntó,
eada de amarga ira superando mi miedo
, un movimiento l
llame
ael? Es t
paso má
ices. Como si fuera a
necesitando poner es
Estoy segura de que tú y tus
dado mil veces durante tres años: impasible, indescifrable. Pero ahora, veía
. No esperaba nada de él.
ntó, su voz dete
di la
nto p
noche.
gitando un vaso de líquido ámbar, mirándome como si estuviera contemplando
s palabras temblando de rab
él fue más rápido. Me bloqueó el paso, su c
dés puede ofrecerte cuatrocientos mil pesos por arrastrarte por el suelo, per
é, con
hablando? No ac
recerrándose-. Ibas a arrodillarte por él. Por
nto desesperado de desenmascarar a Leo era una negociación genuina. Pensó que estaba dispuesta
ajo, su mirada intensa-. Por las deudas de tu padre. Por la tranquilidad de
por ellos, como un arma en mi cont
ritó en protesta. No vendería mi cu
isa fría y
porta? -Negué con la cabeza, una lágrima de pura furia escapando de mi ojo-. Qu
o, las lágrimas nublando las luces intermitentes y los rostros lascivos. No me
aban pateando porque estaba en el suelo. Pero Kael... su oferta se sentía diferente. Era íntima. Era
a pared, tratando de rec
se había reunido una pequeña multitud. En el centro estaba mi hermano, Juli
endencia-. Solo un sorbo de mi zapato. Un millón de
los fajos de billetes que Leo había apilado en la mesa. Iba a hace
me había aferrado durante tanto tiempo, se hizo añicos en un millón d
l club, de regreso a la sala VIP, re
o las luces de la ciudad, de espaldas a mí.
regunté, la pregunta
u rostro era una másc
ré tu... lo que sea que quieras que sea. Pero no
n destello de inter
je, desnudando mi alma-. Toda. Y so
ió por sus labios. Era la sonrisa de un h
ato -r
unfante. Me rozó la mejilla con un dedo, un toque q
amila -susurró, su voz una amenaza sedo
e las palabras se hundiera
ás con n

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