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ciudad era un santuario moderno, un refugio de cristal y acero que reflejaba no solo el poder de su imperio empresarial, sino también la estabilidad que había logrado construir a lo largo de los a
ilidad para mantenerse ajeno a las complicaciones emocionales. Su rostro, siempre serio y enfocado, reflejaba una determinación que había sido clave para llegar donde estaba. Con treinta
la mujer que él había elegido, y ella se había convertido en su compañera perfecta. Inteligente, carismática y cálida, Catalina era la persona que mantenía el equilibrio en la vida de Martín.
ndo de Martín. En los primeros días de su relación, él había sido cauteloso, incluso desconfiado, pero con el tiempo se dio cuenta de que ella no solo era su esposa, sino también su
conferencia telefónica con su equipo de expansión en Europa, luego una llamada de seguimiento con un posible inversor e
, y Martín lo levantó sin apartar los ojos de la pan
te va bien a las 8? No olvides que tenemos
u tiempo y el suyo. En las horas más oscuras de la jornada, siempre era ella quien lo llamaba para asegurarse de que comiera bien, de que descansara lo suficiente y
í," respondió rápidament
s de mercado, negociaciones de contratos, decisiones sobre personal clave. El flujo de trabajo nunca disminuía. Pero en medio de todo el
us directores ejecutivos, un mensaje inesperado apareció en su
demos vernos? Hay algo importante d
manera abrupta y dolorosa. Valentina había sido su primer amor verdadero, la mujer con la que había compartido una conexión profunda, un amor qu
iones de la vida, las expectativas familiares y su propia ambición lo habían llevado a tomar decisiones que terminaron alejándolos para s
mbién recordó la forma en que las cosas habían terminado, con palabras no dichas y una ruptura que nunca había logrado entender completamente. Valentina se había ido sin explicación, sin advertencia,
ensación incómoda que lo había invadido. "Sol
a que no esperaba. Era como si las piezas de su vida, tan perfectamente alineadas, c
concentración en el trabajo. Pero sabía que, tarde o temprano, tendría que tomar
próxima reunión. El sonido de la ciudad afuera de su oficina parecía más fuerte de lo h
evantó de su escritorio. Al instante, el pensamiento de Valentina volvió a su mente, esta vez con má
ibido otro mensaje de Catalina, esta vez más corto, per
lina era su presente, su estabilidad. Pero por alguna razón, en ese momento, la figur
entir como si todo estuviera en su lugar. Sin embargo, algo en su inte

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