s candelabros. El elegante murmullo de los invitados se mezclaba con la música suave de la orquesta en vivo, mientras los ejecutivos, socios y clientes
omo siempre. Con su vestido de gala de un profundo color rojo, sus ojos brillaban con una mezcla de confianza y cariño que hacía que Martín se sintiera afortunado. Catalina lo miró des
odía dejar de recorrer los momentos de su primer encuentro en la reunión de negocios. Los ojos de Valentina, esa mirada llena de seguridad y misterio, el tono
forma en que ella lo miró, como si el tiempo nunca hubiera pasado. Como si en realidad, el adiós que se habían dado en el pas
ó Catalina, con una sonrisa sua
"Sí, claro. Solo... algo de trabajo
ó. "Hoy no quiero que pienses en nada relaciona
lina siempre le brindaba. Sin embargo, sabía que su mente seguiría atrapada en
, su asistente se acercó a él con una mirada que rápida
la mirada y, aunque intentó mantener la calma, su estómago se encogió de inmediato. Valentina
a un vestido largo de terciopelo oscuro, con un corte que le caía perfecto sobre el cuerpo, y el maquillaje, suave pero elegante, resaltaba sus facciones. Sus ojos, de un intenso color verde, recorrían la sala en b
presencia de Valentina en la gala no era un accidente. Ella había venido a firmar los contratos que habían discutido días antes, pero
ión a Valentina, lo siguió con la mirada. "¿La conoc
las nuevas socias en algunos proyectos que estamos e
duda en sus ojos. ¿Por qué se siente esto tan extraño?, pensó Martín mientras se
intensidad. No era el reencuentro lleno de calidez que Martín había imaginado en sus pensamientos más esperanzados. Era más bien una esp
una firmeza que delataba su acostumbrada seguridad
ional, aunque algo dentro de él se agitaba. "Me alegra ver que has venido.
ones, pero sí, siempre hay oportunidades de avanzar." Hizo una pausa antes de añadir, con un toque de c
a palabra "amistad" en su boca tuviera un peso distinto, un significado que él no compartía. Pero
o, extendió su mano hacia Valentina. "Hola, so
placer," respondió, estrechando la mano de Catalina con una suavidad calculada, como si estuviera midien
n de Valentina. "No me sorprende. Martín tiene una forma d
ra cada vez más evidente. Catalina era su presente, su estabilidad. Valentina era su pasado, la pasión perdida, la herida que nunca sanó del
ero Martín sabía que no podía seguir con esa atmósfera cargada. No podía dejar que
servido. "Bueno, supongo que es hora de disfrutar un poco de la velada. No quiero mantenerlos ocupados. Es un pl
Catalina, su tono amigable, aunq
la multitud. La sensación de incomodidad lo envolvía, pero no podía negarlo: Valenti
u matrimonio, estaba siendo probado de formas que no había anticipado. Y lo peor era que, aunque lo quisiera
a sí mismo. Todo está bien. Pero

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