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ra dinero condensado y refrigerado, un frío que se adhe
día bajo sus gastados botines era tan pulido que reflejaba su figura pequeña y frágil. Ella era una
se estaba volviendo inconsciente. Solo tenía tres meses, y la sutil hinchazón era apenas perceptible bajo su grueso jersey de lana
surda que solo un imperio como este podía desembolsar sin pestañear. Pero er
de su abuela, marcó las cuatr
uniforme de seda inmaculado y una voz que sonaba como el clic de un obturador de cámara. La puerta dibir visitantes; estaba diseñada para dominar. Y e
e a sus pies. El traje, de un color gris oscuro y perfectamente ajustado, proclamaba riqueza sin esfuerzo. Su cabello, del mismo tono rubio cla
diato. El silencio era
profunda, un tono gutural que resonó en el
ad y se quedó de pie, erguida, de
e arriba abajo con una indiferencia tan absoluta que era ofensiva. En ese momento,
dijo, haciendo un gesto a un sillón de cuero frente a su escritorio inmacul
tiendo el cuero fr
s los documentos. Puedo trabajar para usted. Haré lo que sea p
rde de su escritorio. Su proximidad era una invasión. Ella tu
. Era una expresión cruel. Tomó un sorbo de un vaso de cristal con una bebida tra
ión, la evidencia de su imprudencia con Freddy López, el hombre que le había prometido un futuro y
aprendo rápido- insistió, ignorand
sonido que denota
livia Fox: me has atrapado en un momento de necesidad. Él se enderezó y caminó lentamente hacia una crede
s... y mucho más- Caín llenó un segundo vaso y lo deslizó sobre el escritorio-. La fusión con Arslan Holdings está estanc
rfil de Caín. La forma en que mencionó "secreto
e que ver
orio de nuevo, mirándola directamente
en orden, y nadie sabrá jamás la verdad. A cambio, recibirás inmediatamente los quinientos mil dólares. Y cuando termine
on furia en las sienes. Era una locura, un escenario sacado de una pel
Es una locura- dijo,
refieres verla morir por orgullo, o casarte con un hombre que no te tocará y que te hará rica? -El golpe fue tan bajo que casi la hace llorar. Caín sabía jugar, sabía dónde estaba el dolor. -Te daré cinco
que temblaba inconscientemente sobre su vientre. Podría esconderlo. Tenía que esconder
ándole la garganta. Era la mentira más gran
nte un momento interminable
le: No me mientas- dijo Caín, su voz volviéndose peligrosame
ando al CEO que acababa de comprar a una esp

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