mitadas. Caín Foster no compraba en tiendas, sino en salones privados, donde la música
ue la tía Süreyya había dejado en el vestidor, un conjunto de falda y chaqueta pe
n salón exclusivo de alta costura, donde una ase
ín se dirigió a la asesora con la frialdad con la que habría ordenado un cambio de acciones. Luego, se dirigi
rios, sonrió con profesionalismo. -Empezaremos con cortes de cintura alt
uel en ese momento. Se retiró al vestidor, un espacio más grande que su antigu
ía que respirar hondo para abrochar una falda, sentía la necesidad urgente de estirar la tela para di
na fina. Al salir con un vestido de cóctel col
criticó Caín, sus ojos metálicos fijos en la incomodidad general de Olivia. -Querem
do le estaba apretando tanto el estómago que temía que las n
sin pedir permiso, colocó una mano sobre la parte baja de su cintura. El contacto fue impersonal, pero el cal
Caín estaba peligrosamente cerca del secre
nsión. Todo esto
ble, su expresión ilegible, como si intentara resol
osa. Busquen telas más fluidas, que no marquen la figura- ordenó a la asesora. -Y añadan
ictando un vestuario que, por pura coincidencia, era ideal para disimular un embaraz
un conjunto de lino, la puerta
arreglo?- Era Süreyya, la tía, acompañada
dente irritación. -S
sa es una inversión- La tía se dirigió a la asesora. -¿Ha notado la figura de la chica? Es bastante... frágil. As
idad", sintió el ardor del desprecio de la tía. Abrió la puerta del ve
tensa, era firme. Hizo una pausa. -Pero el señor Foster es un homb
ontrolada en sus ojos, pero entend
lección está hecha- dijo Caín, avanzando y colocando su mano en el hombro de Olivia, un a
la protección pública de Caín era irrefut
detrás de ellas, el silenc
Olivia, eres un activo. No vuelvas a desafia
rcancía- replicó Olivia, sint
e comportarte como una propiedad valiosa. Ahora, vuelve al vestidor y elige lo que
fícil de cargar bajo el peso de la vigilancia obsesiva de Caín. La fa

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