/0/20830/coverbig.jpg?v=1cab8242bab4f1046624f7d6c185c9dc)
lamada Isolda, quien aseguraba que mi esposo,
equiel fingió tener amnesia, se puso
, me obligó a enfrentar mis miedos m
fue rápida y brutal. Me secuestró y, en un último acto de crueldad, le
ado, que había aniquilado has
ababa de desata
io, arruinaré su vida y le haré pagar por cada
ítu
zequiel, se hizo añicos en el momento en que Isolda Buck gritó mi nombre desde el fondo de la capi
e detuvo, con el ceño fruncido por la confusión. Todas las miradas, que había
y con la ropa rasgada. Se abrió paso entre las filas de invitados atónitos
ló Isolda, con la voz ronca y áspera-. ¡Nos pe
no era solo una escena; era una profanación. Mi dí
se contrajo de furia. Su mirada, fría y dura
os ojos fijos en Ezequiel. Se abalanzó, no sobre mí, sino
solda soltó un rugido furioso y le dio un codazo brutal en la cara. Él retrocedió
ó, no hacia Ezequiel, sino hacia el delicado arco floral detrás de nosotros. Rosas, lirios y helechos llovieron, ju
llevó la mano al pecho en la primera fila. Mi visión se es
mencial, prometían dolor. Levantó el pesado latón, lista para golpear. Se me
n de movimiento. No habló, no dudó. Agarró el brazo de Isolda, torcién
altar. Con fuerza. El sonido
orpresa. Ezequiel no la soltó. La mantuvo allí, con
ñó, su voz baja y peligrosa,
Ella luchaba, pateando y arañando, pero él era implacablemente fuer
apresuraron, pero Ezequiel lo
voz desprovista de em
ra, la lluvia ya pegándole el pelo a la cara. Sus gritos de "¡Ezequiel! ¡Mi amor! ¡No me d
y la respiración entrecortada de mi madre. Mi hermoso vestido blanco se sentía pesa
s suave ahora, pero aún f
El aire estaba cargado de in
sa, lanzando piedras a las ventanas, dejando extrañas notas escritas a mano sobre "vidas pasadas" y "amor ete
s gritos, a veces incluso los sonidos de una lucha, desde fuera de nuestra casa. La arrastraba l
con la mandíbula apretada-.
tra puerta, sollozando. Ella se atragantó, farfullando, mirándolo con una mezcla de des
o, su rostro una máscara de pura furia. Observé desde la ventana cómo le hundía la cabeza en el macizo de flores lod
aliñada en eventos sociales, susurrando historias a oídos comprensivos sobre cómo yo mantenía a Ezequiel a
iva, dejándola allí durante horas a la vista de todos, con un letrero que decía: "La obsesión no es amor". La humillaci
daderamente rota -dijo, con voz pl
e. Desaparecía por unos días, solo para resurgir con más intensidad, má
llegó l
e de Ezequiel se había salido de la carretera. Un acc
ón, de la nube oscura que Isolda había arrojado sobre nuestras
pecho. Cuando llegué al hospital, la escena era caótica. Médicos y enfermeras pasaban
pitido rítmico de las máquinas llenaba la habitación estéril. Me sen
Luchó, lenta, dolorosamente. Entonc
lágrimas nublando mi visió
mirada en blanco
.. quién
No recordaba nada del accidente, nada de los últimos años. No recordaba n
rendentemente recatado, vestida con ropa sencilla. Habló en voz baja, su voz teñida de lo que sonaba c
aferró a sus palabras. La miró con una
tarde, su voz débil pero firme-. Dice que s
ra, que no le causara estrés. Así que observé, impotente, cómo Isolda tejía su red
olo unos meses, me c
al. Sus ojos, usualmente salvajes, ahora eran astutos y
voz goteando veneno-. Y te va a hace
instalarse en mi estóm
ablar conmigo a solas. Isolda convenientemente salió d
lda me lo ha contado todo. Cómo inten
é boqui
la fue la que irrumpió en nuestra boda
ó, sus ojos e
. Por tu egoísmo. Es hora
pad
l, no lo recuerdas. Es una
s entender con tu familia perfecta y tu vida fácil. -Se inclinó hacia adelante, su voz
a el Ezequiel que conocía. Este
amente. No era la violencia física que le había infligido a Isolda, sino una tortura psicológica mucho más insidiosa. Me aisló de mis amigos, controló
s reacciones con la supuesta devoción inquebrantable de Isolda. Me acusaba de ser egoíst
rápidamente bajo el estrés. Veía lo que estaba
rquestada por Isolda, escuché voces desde el est
añada, ¿no? -la voz de I
a de Ezequiel, plena y
pre ha sido tan ing
vo. Mi sangre se c
. Viste el amor real, la devoción real, ¿no es así? Algo que ella, con su v
ovista de calidez-. Pero es un amor débil, el amor de Brielle. Predecible.
de Isolda, sino para abrazar su peligrosa obsesión, para usarla como un arma contra mí. Había orquestado mi sufri
solda. Peor que el accidente de coche. Esta fue una crueldad deliberada y calculada
obsesión desquiciada de Isolda como la "máxima devoción", algo que sentía que mi amor genuino y estable nunca podría igualar. Mis fuertes lazos fa
olución fría y dura se cristalizó dentro de mí. El dolor era insoportable, una
de la chimenea, mi rostro sonriente
-susurré a la habitación vacía, las palabras sabiendo a
tos. Solicitaría el divorcio. Y luego, desaparecería. Me convertiría en un fantasma, imposible de encontrar, imposible de h
haría

GOOGLE PLAY