inaba el interior de la oficina parecía simbolizar una esperanza que se aferraba al borde de lo imposible. Aquel
lena de preguntas y dudas. ¿Qué había impulsado a Lucia a proponerle algo tan drástico? ¿Por qué él? No era la primera vez que se encon
lvería todos los problemas. Un matrimonio por contrato, que no solo serviría para estabilizar VanguardTech, sino que también envia
relación profesional, le parecía casi surrealista. Aunque su propuesta era lógica desde un punto de vista empresarial, la presión emo
a llegado al punto de no retorno. Tenía que firmar el acuerdo. No podía decirle que no a ella, no podía a
o mostraban ni un atisbo de emoción. Era evidente que para ella, esta sit
icina con la mente despejada, pero ahora, frente a ella, las dudas volvían a surg
l asiento, mirando la mesa con sus papeles perfectamente alineados. Todo en esa oficina era meticu
nerse estrictamente profesional, sin que ninguno de los dos pudiera involucrarse emocionalmente. El contrato estipulaba que serían esposos ante los ojos del mundo, pero s
ir después. El acuerdo era claro: ambos tendrían que actuar como si fueran una pareja feliz, pero sin involucrarse en lo que realmente podría ser una relación emocion
ismo proceso mental que ella había atravesado. "¿Por qué no lo pensaste antes de proponerlo?" pensó Lucia, pero enseguida se reprimió. Ya
los papeles sobre la m
detectar. -Firmaré el contrato, pero... -hizo una pausa, como si le costara e
na decisión sencilla para él, pero también entendía que, en este momento, era
amos aquí para tomar el camino fácil, Carlos. Estamos aquí para a
sido una propuesta absurda, ahora era la única forma de garantizar que su vida profesional no se desplomara junto con la e
n acto simbólico de compromiso, parecía sencillo. Pero Carlos sabía que, al firmar, estaban comprometiéndose a mucho más que solo papeles y pa
más a él que a sí misma. -Después de esto, nadie podrá tocarnos. El acuer
iesgaban a perder algo mucho más grande que un acuerdo comercial. La posibilidad de que su relación personal se convirtiera en un campo de batalla
mesa y deslizándolo sobre el contrato. Firmó sin dudar, pero c
r. Cuando levantó la mirada, sus ojos se cruzaron con los de Carlos, y
n el cajón de su escritorio con un movimiento final.
Qué pasaría cuando la fachada comenzara a desmoronarse? Sin embargo, no había tiempo para hacerse esas preguntas ah
esperara una orden más, un paso siguiente a esta nueva
-Tenemos que actuar como una pareja feliz. Mostremos al mundo que estamo
to, su vida sería una actuación más que un compromiso real. Per

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