labras eran suaves, teatrales, completamente desmentidas por el brillo duro en sus ojos cuando
son miles y miles de pesos en daños. ¡Estos son documentos de cli
Cueste lo que cueste. Asumo la responsabilidad por mi hijo". Lo dijo c
ma? ¿O el valor de estos planos de clientes, que representan meses de trabajo?". Saqué mi teléfono, abrí la calculadora y comencé a teclear furio
nientos mil pesos. Y eso ni siquiera emp
tro. "¿Quinientos mil? ¡Eso es ridículo! ¡Estás tratando de estafarme! ¡No tengo esa cantidad de dine
s bienes dañados, su rostro una mezcla de conmoción e incomodidad. "Bruno, cariño, tal vez puedas
ipo de primera línea. La laptop sola es... significativa. Y esos
e no puedo. Soy madre soltera, señor Serrano. Trabajo duro, pero apenas gano lo suficiente para alim
e Brenda, salió disparado. Su pequeño puño se cerró y lo
rostro contorsionado por una rabia
tar su brazo. No fue un empujón fuerte, solo un reflejo. Pero Leo, viendo
! ¡Mami,
us brazos, acunando al niño sollozante. "¿Le pegaste a un niño? Por Dios, Ale, ¿qué te pasa? ¿Qué clase de monstruo ataca a un niño de
muslo, donde ya estaba floreciendo una marca roja. "¡Y no es solo 'un niño' cuando está arruina
eves a ponerle una mano encima? ¿No ves que está molesto? Brenda,
Serrano. Es solo que... traté de decirle que pagaría. Ella s
¡Estaba pidiendo responsabilidad! ¡Y te pregunté cómo
é. Cada centavo. Brenda, no te preocupes por nada. Yo me encargo". Miró a Brenda, su expresión suavizándose, l
vida. Me miraba como si fuera una extraña, una enemiga. Sostenía al hijo de Brenda en sus br
atravesó el pecho, como si un puño se hubiera cerrado alrededor de mi corazón y
i voz apenas audibl
a mí -Bruno, Brenda, Leo- se arremolinaron, sus rostros derritiéndose en caricaturas g
la os
cardíaco. La habitación era blanca, impersonal. Un hospital. Parpadeé, trat
al aire de confianza reemplazado por un ceño ansioso y preocupado. Intentó to
ronca. "Gracias a Dio
traición, no se habían disipado. Simplemente se habían
silla. "Yo... tengo algo que decirte". Respiró hondo. "Los doctores dijeron... que estás embarazada.
mente a mi vientre, una ola de conmoción, confusión y una extraña y no de
co, amenazando con abrumar la ira. Un bebé. Una vid
rdad. Entiende que la regó. Incluso firmó esto". Sacó un papel arrugado de su bolsill
le dijiste que no se preocupara. Que tú lo cubrirías, porque ese es el tipo de 'bu
avor, mi amor. Vamos a tener un bebé. Necesitamos ser una familia. Te prometo que Brenda entiende ahora. Le he puesto las r
raído, me dolía la pierna. No estaba pensando con claridad. Pero este bebé... este es nuestro futuro. Nuestro matrimonio. Por favor, no dejes que esto nos arruine. Te nec
y desesperada esperanza. "Te prometo que lo arreglaré. Todo. Te com
de mí, de nosotros. Cerré los ojos, tratando de bloquear la imagen de la mano de Brenda en la espal
só de golpear a un niño. Pero luego, pensé en el pequeño aleteo en mi vientre, el frágil comienzo de una nueva vida. ¿Podría ne
da, pero debajo de ella, vi un destello de esperanza. Realmente creía que podía
enas un susurro, "esta vez,
las lágrimas brotando de sus ojos. "Gracias, Ale.
endo un tazón humeante de sopa de pollo. Sus ojos estaban bajos, su voz suave. "Señorita Valdés, lamen
r el bebé. Asentí, una orden silenciosa para que dejara la sopa y se

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