ÍA
élula de mi cuerpo gritaba que hiciera lo que siempre hacía. "Maneja con cuidado, cariño. Llámame cuan
parecían completamente extraños. Su figura que se alejaba ya
evanté de la cama, mis pies descalz
cruda y desesperada. Corr
resión era de leve molestia, de confusión. Ni siquiera miró mis pies descalzos, no notó la pie
tímetro a centímetro. No
a súplica que odiaba hacer, pero una pizca de esperanza, una esperanza desesperad
pecho se oprimió, un dolor abrasador, haciendo difí
us cejas se juntar
accidente. Si no voy yo, ¿quién irá? -
prensiva por una vez. -Hizo una pausa, luego suavizó su voz, un tono practicad
ola en la vasta y vacía sala. El único sonido era mi respi
léfono. Era un m
e. Le pedí prestado a tu esposo un ratito.
on mi esposo. Mi mundo, mi amor, mi amistad, tod
stalizó dentro de mí. Corrí al estacionamiento, mis pies golpe
". Mis manos se aferraban al volante con tanta fuerza que mis nudillos estaban bla
olándola. Ella sollozaba en su hombro, su rostro enterrado en su pech
guño -decía el otro conductor, claramente
ia, su rostro contorsionado de ira mi
mi esposa! ¡Y asustaste a mi..
acia Valeria, atr
e pague por cada pequeña cosa. Yo me encargaré de ti.
s muy abiertos y rebosantes de una adoración enfermiza. La verdad de su larga aventura, la profundidad de su engaño, me go
cia atrás, su voz
a esta noche. No puedo estar sola.
r era agudo, pero no era nada comparado con la agonía que m
cia su coche, luego de vuelta al rostro mancha
uedaré. Pero esta es la última vez que te e
s más habría? Una oleada de furia pura e inalterada me invadió. M
el. Levanté la mano. Y lo abofeteé. Fuerte
rada barriendo desde el rostro atónito de Daniel ha

GOOGLE PLAY