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Historia

Capítulo 3 El Contrato del Diablo

Palabras:1965    |    Actualizado en: 11/12/2025

ina era más denso que el aire

ueña posible en el asiento de cuero negro. Frente a ella, Dante Blackwood revisaba algo en su teléfono con e

una indicación de a dónde iban. Simplemente la había metido en el coche como

o se notaba la tensión en los músculos de su cuello. Había algo en él que le resultaba inquietantemente contradictorio:

empezar a cobrarte -dijo él, sin

mirada hacia la ventana, sintien

os tuvieran visión periférica -m

o que me pertenece. Y aho

iera y adentrándose hacia el Upper East Side. Elena rec

ina -dijo ella, con

vez, la miró directamente. En la penumb

, incompetentes y el perfume barato de tu antigua je

o historias sobre hombres como él. Hombres que creían que compr

a risa seca, c

ciones. Vamos a trabajar. A menos que prefieras que te deje en la acera y vuelvas c

como un balde de agua fría

mi trabajo, señor Bla

r y empieza a preparart

rió la puerta antes de que el chófer pudiera moverse. Dante salió disparado hacia el vestíbulo sin

muebles de diseño italiano que parecían incómodos y una vista de Manhattan que costaba millon

aflojándose la pajarita con un gesto brusco. Caminó hacia una barr

na de carpetas-. Tienes diez minutos para convencerm

dolían los pies, le dolía la cabeza y estaba at

re saber?

mano. Se apoyó en el borde de su

dónde esconde Claudio el dinero. Quiero saber quiénes son los socios silenciosos. Y quiero saber por qué una mujer inteligen

, violaba su contrato de confidencialidad. Si Claudio

lackwood -dijo ella con voz firme-. Si le doy

La atmósfera en la habitación

aliento-. Claudio Vega ha estado desviando fondos de pensiones de los empleados para pagar sus deudas de juego en Las Vegas. Ha fal

¿Cómo sabía él todo eso? Esos eran se

sorbo de su bebida-. No necesito que me des la información para descubrirla, Elena

, confundida-. Si ya lo s

nde están los cuerpos enterrados físicamente. Y porque n

ad. Hacía mucho tiempo que la

me destruirá. Tiene abog

sa con un golpe seco-. Yo soy el dueño de la hipoteca de su casa, de sus préstamos person

na. Ella sintió el calor de su cuerpo cerca de su espalda

o te hablaba esa arpía de su esposa. Eres brillante, rápida y tienes más clase en un dedo q

las lágrimas de frustración. Odiaba se

édico -su

e quedó

Qu

ara mirarlo a la cara. La v

orativo de Vanguard es uno de los pocos que cubre su tratamiento al 100% sin copagos. Claudio lo sabe. Sabe que no puedo renunciar porque si pierdo la c

que siguió f

ido al dolor cruzar sus ojos oscuros, un destello de reconocimiento. Dante sabía lo que e

uemara, y caminó hacia la ventana, dándole la espa

mi confianza». La furia que sentía hacia su ex mejor amigo se multiplicó, pero también surgió algo nu

ifra -dijo Dan

a en ese papel. T

, y escribió la cifra anual. Era r

ltó un bufido de desprecio. Rompió el pape

añana, tu sala

quedó boq

ackwood..

país. Cubre trasplantes, tratamientos experimentales y cuidados domiciliarios. Tu madre será transferida a mi póliza personal m

e las piernas le fallaban. No podía ser re

voz quebrada-. Nadie da nada gratis

para intimidarla, sino para sellar un pacto. La miró

as mis ojos y mis oídos. Quiero que cuando Claudio intente conspirar contra mí, tú me lo digas antes de que él termin

e cabello que se había soltado del peinado de Elena. Su toque fue el

si quieres usarla para cortar tus cadenas y clavársela al hombre

te estaba roto por dentro. Pero en ese momento, ofreciéndole la salvac

zas veladas de Claudio. Pensó en su madre conec

a desa

ó fuerte, segura-. Tenemos un

stante, Elena vio al hombre que quizás había sido antes de que e

me otro trago, Elena. Vamos a trabajar toda la noche. Mañana por la mañana, cuan

us pies, y caminó hacia la barra. Por primera vez en cinco año

a supo que su vida acababa de cambiar para siempre. Lo que no sabía era que, al aceptar destruir a C

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