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Historia

Capítulo 4

Palabras:1139    |    Actualizado en: 11/12/2025

a Hodg

estridentes condenas de Berta, las desesperadas súplicas de mis padres para que me quedara, para que no arruinara "nuestras vidas". Todo me p

bra rasgando mi garganta, cruda

más ensordecedor que el ruido. Sentí una ola vertiginosa sobre mí. El suelo pareció inclinarse, las parede

s sábanas impecables, el suero en mi brazo... todo era demasiado familiar. Una enfermera, con el rostro amable pero cansado, revisó mis si

ntro de mí. Alcancé mi teléfono, que sorprendentemente todavía estaba en mi bolsil

apoyada en él, su mano descansando casualmente en su brazo. El pie de foto decía: "Tan a

davía estaba con ella. Todavía la exhibía, inclu

il público de Caridad: una selfie, con los labios fruncidos en un puchero burlón. El pie de foto: "Algunas personas simplemente no captan la indire

tonces, una mujer j

mos organizado una consulta con un psiquiatra". Habló con gentileza, su voz llena de preo

. Era mi madre. Un mensaje

cosa para compensarte. Por favor, no tires tu matrimonio. Es un muy buen proveedor. Piensa en tu fut

e de Berta, la m

familia. Y sobre los hijos... mi familia tiene una larga línea de hijos varones. Es importante para el linaje. Di

n. Un mensaje

nto mucho. Te amo. Por favor

endiéndose por mí. Todos estaban jugando sus pape

do. Se me cortó la respiración. Era un v

la pantalla, una sonrisa ma

ía a mí. Todas y cada una de las veces. ¿Y esos nombres que tanto amas? ¿Caridad y Daniel? Son para nuestros hijos. Los hijo

cabeza nadó. Mi visión se nubló de nuevo, pero esta vez, no me estaba derrumbando. Era una claridad fría

s firmes ahora. Le escribí

en. Voy

Vio algo en mí que nadie más vio. Había pensado que él era mi sueño, mi salvador. En nuestro primer departamento, había pintado un mural de un ro

asaron, lentas y agonizantes. Sabía que no lo harí

o mensaje

cipe azul? Está un poco ocupado ahora mismo. Co

rofundo y doloroso. Miré por la ventana del hospital. Estaba en un piso alto, las luces de la ciudad parpadeaban muy abajo. P

e mordiendo mi piel expuesta. Mi teléfono vibró en mi mano.

s palabras sintiéndose extrañas e

ego escuché un son

estás haciendo

mi voz firme, tranquila. "Quería

ción, un jadeo agu

voz era un grito ahogado. "¡Daniela!

el roble de abajo, sus robustas ramas extendiéndose hacia arriba, prometiendo un aterrizaje más suave. Mis ojos estaba

sol

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