gor de su batalla. El aire estaba cargado de los restos de una pasión violen
r la descarga de adrenalina y el shock de la revelación. Llevé una mano a
l, era diferente: una corriente helada y electrizante que bailaba alrededor de la primera, prometiendo libertad y desafío. La dicotomía del deseo. Mi loba no solo
dije, forzando la mente Alpha sobre el cuerpo mate. Tú eres l
a por el suelo en su prisa por irse. Gael, por supuesto, la ha
erminado, Destiny. Yo soy tu Alfa. Yo soy el único.» Su voz había sido un hilo de acero, y antes de salir, se detuvo para oler el aire. Su ceño se frunció
des nunca dejaron los míos. Su adiós fue una promesa seductora: «Te veo al amanecer, mi Alfa. Ya veremos cuál de nosotros tiene el apetito
e estaba obsesionada con la promesa implícita de Gael. ¿Cómo se sentiría su toq
i armadura habitual, la compostura, era lo único que podía ponerme ahora. La rabia, la furia de mi Alfa, era el único escudo c
do afuera, con la espalda recta y el rostro pétreo. Él era el único que podí
a. No me preguntó qué ha
e disipó el olor a celos que llenaba el pasillo-. Que vengan todos los Ancianos
en Smith y Gael
o desafiada. Y que la reunión será de puertas abiertas. Quiero
pero resuelto. Se alejó a paso
por encima de los pinos. El amanecer traía no solo el conflicto político, sino la certeza de u
había dado dos Alfas, entonces yo no iba a elegir entre
. Kraven era Tradición, Gael era Tentación. Pero yo era Destiny. E iba a demostrarles que la

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