ila
permiso. Simplemente,
ritorio, bebiendo de mi taza. Era la de cerámica azul, esa que
e, dejando una marca de pintalab
la autoridad de quien se
a ventana, revisando unos documentos
zándome por ignorar su presencia
mano hacia atrá
acia él, interponiendo su cuerpo fí
hora", dijo ella, arrebatando el docu
tí, manteniendo la
miró. Sus ojos estaban
, Sheila. L
e algo al oído que logró arrancarle una sonrisa. En ese instant
te al escritorio, decidid
ue hicieron la semana pasada. Un viaje
eguntó ella, regodeándose.
ió, relajándos
eríamos
eran celos. Era algo puramente fisiológico
í de repente, con una
o momento de cortesía m
erfume empalagoso de Carolina que impregnaba su tr
ió quemando
e dete
rrí hacia el baño pr
que no quedó nada dentro de mí. Mi cuerpo tembl
asos detr
hei
no preocupada. Como si mi malestar
n el dorso de la man
antes de que pu
su tono cambiando instantáneamente a uno más suave
éfono pegado a la oreja, mientras
. Carolina olvi
la oficina, dejándome sola
vabo para no caer. Me miré en el espejo: m
. Mi cuerpo lo había ent
ho, ahora vací
contrato prenupcial con Marco que yo había estado re
o. Tenía que
ortó en lo
rio de Fernando. Busqué la cl
ta. La misma fecha que él le había pr
tín, sintiendo un nuevo tipo d
oda, Fernando. Es mi

GOOGLE PLAY