ila
alor que creía haber perdi
El dolor lacerante que lle
cto. Esperaba rechazo. Esperaba juicio. E
uando tomó mis manos entre las suyas y l
teniendo mi mirada con una intens
ncía dañada, como yo temía, sino como a u
on vista al mar. Y, lo más
, me miré en el espe
eño recargado y asfixiante. Este era sencillo, elegante, una s
, ajustando el velo sobre
o mi mirada en el reflejo-. Te merec
z en meses, la sonrisa l
iglesia. El air
el tráfico se detuvo
tanilla tintada
coche, había otro
un vuelco seco.
erva una película muda. Llevaba el esmoquin que y
como si buscara algo que había perdido,
mo una garrapata, tensa y posesiva, arrastrándolo
eron paralelos durante
entrecerraron, tratando de ver a través del
intió mi presencia como
separada de él por milímetros y por
ro cambió
futuro. El suyo giró a la
, Fer
altar, con una sonrisa que iluminaba todo e
udas. No
ra y fuerte, que resonó e
mi pequeña cartera de mano
años, llenos de promesas v
pedazos. Luego en ocho, hasta que no fue
papelera si
ó, curioso, arq
do b
-respondi, y er
che, subimos
uerto, cortando las aguas
luces de la ciudad se hacían cada vez más p
estaba mi pasado, que
la cara, salado y
i vientre
libres -susur
ido profundo y vibrante que resonó en
hacia la luz, hacia una vida donde y
y por primera vez, no
ganas

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