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to, Gerardo, era inquebrantable. Mientras yo construía una exitosa carrer
na racha de mil días en Instagram no era conmigo. Era
orzada, seguida de él echándose la culpa por un erro
resa, mientras él sacrificaba todo p
onrisita triunfante en el rostro-. ¡Y tú solo eres
a un humillante espectáculo público. Él eligió proteger a
y me fui. Pero esta vez, no regresaba a mi
ítu
amila Ce
temblaban mientras agarraban el celular, la pantalla era un foco cruel que iluminaba la prueba que nunca quise encontrar. La "racha de Ins
pero las imágenes estaban grabadas a fuego en mi mente: el celular de Gerardo, desbloqueado sobre la barra de la cocina, el contacto "Karla S
caí al suelo, abrazándome a mí misma. Quería gritar, pero no salía ningún sonido. El dolor era un peso físico, oprimiendo mi pecho hasta que me costaba
tarde sin explicación, una mirada rápida a su celular cuando vibraba. Yo las había ignorado, las había justi
rardo. Mi corazón dio un vuelco y luego se hundió. Estaba
esa mezcla familiar de preocupación y orden casual, la que si
u mano en mi brazo, tratando de le
ano de un manotazo. Las palabras fueron un
ué era lo mejor para mí, o eso creía yo. Me levantó en brazos, cargándome como si no pesara nada, justo como
, Camila. Siempre lo has sido. Necesitas calmarte. -Lo dijo con tanta facil
abía una delicada taza de cerámica hecha a mano. No era mía. Era demasiado pequeña, demasiado feme
za? -pregunté, mi vo
molestia, cruzó su rostro. -¿Ah, eso? La dejó
yecto -repetí, las pal
abeza me palpitaba y la habitación daba vueltas
pájaro distintivo y agudo. Era el tono de llamada
lular en el bolsillo. -Tengo que tomar esta llamada.
on por el pasillo. Estaba sola de nuevo, ab
illas. Sabía que no debía, pero no pude evitarlo. Mis dedos, aún temblorosos, teclearon su contras
corazón, confesiones nocturnas, chistes internos. Palabras que solía decirme a mí. Apodos cariñosos, afectos susurrados. La llamaba "mi pe
proyecto, hasta los mensajes verdaderamente condenatorios. Fechas y horas que coincidían con sus "noche
semana pasada, un día que me dijo que estaba "demasiado saturado" para llamar. "Sol". Igual que el nombre de conta
nta? Todos los cambios sutiles, el distanciamiento emocional, las excusas para no visitarme. No eran sol
o al inodoro antes de vaciar violentamente mi estómago. Sentí como si estuviera expulsando d
amándome, teñida de una nueva urge
mano. Era para Karla, lo supe instintivamente. Probablemente la había olvidado cuando sa
uelo precipitándose hacia mí, y luego sus brazos, atra

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