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Historia

Capítulo 3 03

Palabras:1217    |    Actualizado en: Hoy, a las 01:01

enía su mirada vacía mientras apretaba mi mano firmemente; frente a noso

s más influyentes del país. El día estaba completamente nublado y las gotas de agua comen

eseaba era echarse a mis pies y llorar como un niño pequeño. Mi alma se partía e

menta se aproximaba y las lágrimas pasaban desa

nsordecedor lo inundó todo. Estábamos Matt y yo frente a la

na tan impuntual que acababa de llegar, pero me fue imposible reconocer a aquella mujer. Al parecer, para mi esposo n

un poco y además los periodistas acapar

oltó mi mano y corrió en dirección a la mujer

, pero yo no tenía ningún recuerdo ni detalle sobre aquella mu

al parecer Matt no tenía intenciones de hacerlo. La

a, fue mi mejor amiga en la infancia -come

de la infancia que no veía hace años y de la cual nu

je con firmeza. Quería dejarlo claro

posa del CEO de K.O Company no es algo que pase desape

ella no me agradaba. No sabía qué era exactament

habías ido del país para segui

o despedirme de él, jamás me lo habría perdo

Cuánto tiempo te qu

Ahora debo ir a buscar mi maleta y ho

existiera. Incluso, parecía que Matt había olvid

ductor personal-. Lleva a Sofía a casa. Yo iré con Anais a bus

att y Anais se marcharon rápidamente por la puerta trasera, mientr

ncio era abrumador. Encendí la televis

luego del funeral?", "¿Se divorcia la pareja más que

ar a su amiga Anais a un hotel, ¿por qu

riguar algo sobre aquella chica. No sabía su apellido, así que fue imposible encontrar infor

emía encontrar. Un joven Matt llevaba en brazos a Anais mientra

e la infancia. Y ahora mi esposo est

hospital; el doctor Edward tenía noticias sobre mi tratamiento. Tomé mi abrigo

oficina. Sonreí al ver al doctor fre

saber si podíamos acudir a algún tratamiento para que pue

as noticias, ¿verdad?

omar pastillas que pueden tener muchos efectos secundarios. Estarás cansada y de

ser una familia y podría darle el

rmar -dije

arle nada a Matt aún; quería que fuera una sorpresa. Sin embargo,

s periodistas no me reconocieran. Caminé hacia la

a. A pesar de haberle dicho a Matt que canceláramos nuestra cena de an

legante y cenaríamos en el mejor restaura

mas dijeron que Matt aún no había llegado. Tomé mi

spondió. Mi mente empezó a imaginar lo p

do cenando con una mujer desconocida.

lanca y un vestido ajustado, sentada donde yo debía estar. Sonreía al hombre del cual

lo querían ponerse al día después de tantos años. Per

a cena solo para poder est

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