img La Rosa Traicionada Renace  /  Capítulo 4 | 33.33%
Instalar App
Historia

Capítulo 4

Palabras:1059    |    Actualizado en: 19/12/2025

War

a "situación de Katia" mientras simultáneamente intentaba racionalizar mi "reacción exagerada". Probablemente se convencería a

brazo palpitaba, un dolor sordo que reflejaba el vacío en mi pecho. Mi cabeza martilleaba, un ritmo f

tante. "Eres todo lo que tengo, Faye", susurraba, su voz áspera por una ternura fabricada. "Nunca me dejes". Ahora, esos recuerdos se sentían como un

otector. Y yo era solo un juguete desechado, dejado roto en un rincón. Había creído sus promesas de le

mucho, querida. Solo un pequeño accidente, estoy segura. Me alegro de que G

inado a retorcer el cuchillo más profundamente. No sol

avía envuelto protectoramente alrededor de Gael. Habló de su "terrible experiencia" y de cómo

anipulable, se tragó su farsa por completo. La ira que había estado hirviendo a fuego lento dentro de mí se desbordó. No solo

cho. "Fue toda una noche, Faye", dijo, su voz teñida de falsa preocupa

sentí, mi rostro inexpresivo. Había terminado de reacciona

stro, buscando una reacción. "¿Por qué no salimos mañana?

, de reafirmar su control, de hacerme

lana. "Estoy cansada

liadora. "Está bien, entonces. Una noche tranqu

novio devoto. Pensaba que era muy convincente. Pero ahora ve

e espaldas a mí, su voz baja y urgente. Entonces llegó Katia, su coche entrando por el

mi voz desprovista de curiosidad

? Oh, solo necesita un consejo legal para su 'incidente' de ayer. Mi abuelo

te. Su abuelo odiaba a Katia. Quería que Gael se casara con alguien de

arcasmo. "Conexiones familiares.

n sus ojos. "Faye, ¿estás bien? Ha

sonrisa frágil. "Solo un poco cansada

a Katia. "Solo una reunión rápida". Le dio una

supuestamente solo estaba "ayudando". Vi su coche al

estudio. La puerta estaba entreabierta, y sus

ricia enfermizamente dulce. "Nuestro pequ

onca. "Mi abuelo estará encantado.

era sentido antes. No era solo la traición; era la maldad pura y sin

s venenosas y yo. Corrí, a ciegas, a través de los jardines bien cuidados, pasando la fuente ornamentada donde mi medallón ahora yacía olvidado. Mi brazo, to

sador. Grité, cayendo al suelo, mi cabeza golpeando el camino de piedra con un ruid

Gael. "¡Katia! ¡Katia, ¿estás bien?!". Sus prioridades estaban claras, incluso en mi es

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY