ista de So
egada, mientras Karla regresaba a mi oficina, sus movimientos furtivos. Luego apareció Ricardo, su sonrisa desaparecida, reemplazada por una mueca conspiradora.
te hacia él, su falsa dulzu
oz aguda por la impaciencia-.
hombros, un destello d
uyas. -Sacó una pequeña caja de terciopelo d
rió la caja. Dentro, sobre terciopelo negro, había una pulsera incrustada de
an bien. -Le echó los brazos al cuello
éndose en un calor abrasador de rabia. Le compró algo más especial, algo que re
l moretón en la mandíbula de Ricardo-. Pero ya casi termina, ¿n
esó, profunda, posesivamente. Sus manos recorrieron su
cer el amor. Sus cuerpos se retorcían, sus rostros contorsionados en una grotesca exhibición de pasión y traición. La mueca tri
, viendo mi vida desmoronarse de una manera tan brutal y pública. Cada toque, cada beso, cada palabra susurrada era un martillazo en mi corazó
ir viendo. No podía respirar. Apagué el monitor, sumergiendo la oficina de nuevo en una b
e a casa en piloto automático, mi mente en blanco. Ricardo ya estaba allí, actuando el papel del e
ida de un alivio fingido-. ¿Te sientes mejor?
r maestro, un camaleón, cambiando sus colores para adaptarse a l
cado se sentía como ceniza en mi boca. Ricardo, siempre
ofía. ¿Está todo bien
reír. Estaba distante porque cada fibra de mi ser
uré, apartando mi p
la? -sugirió, su voz suave-.
juguetes suaves un marcado contraste con la oscuridad que ahora envolvía mi vida. Camila estaba sentada en
e ayudó a hacer esto pa
posó en los rasgos de Camila, la nariz delicada, los ojos ligeramente rasgados. Eran los rasgos de Karla. El pareci
amado con cada fibra de mi ser, no era mía. Era de ellos. El d
mano por el cabello, un gesto familiar que ahora se sentía
un deseo? -preguntó,
¿Qué deseas? -Mi voz
nte cortándome como un cuchillo-. Es mucho más divertida, y
rsas, ahora formaban una imagen horriblemente completa. No solo me había mentido, sino que había envenenado activamente la mente de Camila en mi c
mperme. Esto no era solo manipulación; era un borrado completo. Er
palpitante, ahora se sentía como una cáscara hueca. Mi amor por Camila, una vez ilimitado, a
ila, con el ceño fru
a, una cosa queb
tá un poco cansada. -Mi vo
e solo unos días, se había extinguido, dejando solo cenizas amargas. Mi conexión con Cam
piernas sintié
voz vacía. Le besé la frente, un gesto superfic
ila con sus sueños inocentes, sueños

GOOGLE PLAY