edarse en la
cticada que no delataba nada de
luces de la ciudad deslizándose sobre
llida por el saco de Dante, el mismo saco del que y
uniforme, pero yo sabía la verdad. Su ment
dueño.* El pensamiento no era mío, pero p
on tal fuerza que la piel
na. Los rusos quemaron su
ándose-. El St. Regis. El Four Seasons. Somos dueños de media
a un registro que vibraba con oscura autoridad-. Su
lecho de muerte, le pr
do en el aire, cargado de u
. Todavía n
e resbaladiza cuando una mujer
istí-. Departamentos que man
na mirada, su mo
Vacíos. Es
rarlo de frente-. ¿Crees que es apropiado tener a otra muj
no res
lo. Su silencio era un
tonces el antiguo departamento de Aria. Está amueblado.
a confusión parpadeando
e mudó la semana pasada. Se
gistrarse en sus
de las mujeres en la organización. Éramos simpl
a -orde
pondió al segundo timbre, su voz sonab
El
-dije-. ¿Tu depar
o Aria-.
gar seguro para una..
a, cargada de
a? -pregu
-¿Cómo l
camente-. Y Luca mencionó que Dan
ó en un nudo. Incluso
gunté, forzando mi voz
ria-. No voy a volver al
nde
orns de Insurgent
. Dante se quedó en el auto con
añado en neón, el aire olía a
ondo, mirando una taza de café negro com
Tenía un moretón en la muñeca, que s
y se bajó la ma
un juego de llaves so
ias -
sus ojos oscur
ado, Elen
n So
o nos ven. Solo ven lo que podemos ha
ando a un murmullo conspirador.
río contra mi palma. -Yo nouna expresión fantasmal.
auto, las llaves cl
el asiento trasero, habland
las líneas duras y marmóreas de su rostro
io, la máscara volviend
enes? -p
l regazo. -Se queda al
cendió e
onocido la pérdida.* El pensamiento me golpeó como una b
iudad desdibujarse en vetas de l
era lo único que me ancl
a mano de Dante por un momento
voz temblando perfectament
mes.* La proyección fue tan fuerte,
del edificio antes de alejarse. El silencio en e
con ella -dijo D
ctica -r
Dante-. Su esposo er
a presa finalmente rompiéndose-
oro en rojo, la Suburban deteni
, sus ojos ardiend
ena. Es un contrato. No lo con
edo permitirme.* Sus pensamientos eran c
compañera. V
intentado amar. Al hombre que había esperado que
a de que Aria
a. Y nunc
a lucha drenándose de mí co
ce -su
se deslizó hacia mi bolsillo. Mis d
no no puede pelear una guerra por
ador y escrib
nc

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