lejandra
l altar, una figura impecable en su esmoquin, Eva una visión de blanco a su lado. Se parecía inquietantemente a mí, una parodia gr
cruda y ronca, ras
encontró la mía, y por un segundo fugaz, vi el pánico parpadear en sus prof
í, mi voz temblando con una fur
cia mí, con la
a, puedo
mpí, mi voz afila
adelante. Llevó una mano a su vien
s culpa mía. Yo... quedé embarazada. Lo obligué a casarse conm
amarga se
s ojos recorriéndola-.
sto empalagosamente dulce q
Puedes tener la boda! -comenzó a desabrocharse el vestido, un gesto teat
. Sus ojos se desviaron hacia mí, una mezcla
puesto de la señora Alexander sig
vacío en mi pecho. Me estaba ofreciendo migajas, un pr
promesa dura como el acero-.
iente. Hecho suficiente. Pero Eva no había terminado. Su mano se d
voz escalando, atrayendo más mirada
piezo. Su cuerpo se sacudió, arrastrándome con ella. Caímos al océano helado, el shock del
endí la mano, un movimiento desesperado e instintivo. Pero nadó más allá de mí, sus ojos fijos en Eva, acu
otos, nuestro futuro. Todo era una mentira. Era un mentiroso. Y yo me estab
queada por la hip

GOOGLE PLAY