edo. Era un olor que Alba no había encontrado en años, sin embargo, desen
s y crujientes. Los grafitis en las paredes habían cambiado, p
su mano flotando sobre el
tos. Un sonido
e Alba se ap
con Plata. Había muerto solo porque Plata le había prohibido visitar "ese barrio peligro
e mantenía escondida bajo la moldura suelta
rta se
un sillón de terciopelo desgastado junto a la ventana estaba Pelayo. Parecía má
sus gafas deslizán
Al
l, pero sus ojo
a y corrió hacia él, cayendo de rodillas junto a su silla. Enterró su
ó el pelo con una
r qué estás aquí tan
la cabeza. Se
o. Firmé los pa
por el dinero o el ático. Soltó un l
a me gustaron sus ojos. Demasia
io entre
mo un t
queña cocina americana. Llen
í un tiempo. Solo hast
a, Alba -dijo P
ó casualmente su pulso. Débil pero constante
mento est
ción está ro
e año -masculló Pelayo,
a criado cuando sus padres murieron. Había vendido su coche para pagar su campamento de programación cua
más,
trabajar -
ó una tabla suelta del suelo cerca del radiado
se co
elo,
Necesitas un comienzo
el orgullo en sus
sidéralo una inversión. Te
abía fajos de billetes de veinte d
res y los puso sobre
. Voy a llamar a la compañía de
a protestar, pero la mir
ientos dólares. No era mucho. Para Plata, era
ora -dijo-. Necesi
ito en efectivo. Depositó el dinero en una cuenta vieja e inactiva que había manteni
de plataforma de trading
valores. Las tendencias caía
eros desde la barrera. Sabía exactamente qué compañía farmacéutica
ard P
rendiría lo suficiente con su capital l
ue el mercado esperaba que el ensayo del medicamento tuviera éxito. El apalancamiento era una locura. Si
nó Eje
Comp
su corazón latiendo no por miedo
ayo cuando regresó, viendo l
jo Alba, abriendo su portátil para ase
4.700 dólares no solo se duplic
scribes -notó Pelay
jo Alba-. Solo es
r del armario y lo de
a, Alba -pro
lo. Me mantiene con
irando el te
ora mismo. Eliseo Abrojo probablemente estaba ejec
ve
estaba de vue
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