img La Revolución de los Ojos Carmesí  /  Capítulo 3 Tres | 42.86%
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Historia

Capítulo 3 Tres

Palabras:3282    |    Actualizado en: 30/08/2021

ítu

do haber sido la mejor opción. Pero esto era breve, no significaría nada con lo comparado que se

, lo único que pudimos hacer fue ocultarnos debajo del escritorio para esperar cautelosamente, así, precipitábamos nuestros movimientos para evita

que loco tenía esos planes; destrucción y sacrificio para un bien común. Sí, eso fue lo que percibí en sus notas, usar lo prohibido como esperanza a las inquietudes

los ecosistemas y mejorar la calidad del aire o salvar a los osos polares del derretimiento de los polos; Y mucho menos, algunas aspiraciones para fomentar la paz y la igualdad en muchos países que se encuentran en conflictos sociales o guerras armadas. Nada de

ráctica de ética y conciencia, sino algo en

tu vida,

io que me pue

ropuso la salida d

a mi vida? ¡Ha! P

cesita como

que sea

é a mis fieles

grande que no dudaron ent

la solució

legamos

echarnos de l

so y promiscuo

cio de acuerdo a

da uno de sus án

versículo t

Padre que está en los cielos, que

é de est

a ninguno d

me los has enviad

o de salvar

vil y menti

pocos seremos

r, yo haré que nadie se

rás más injustic

ecías, tu

s lo que me

ciones que me envíes

la tiranía pero resistirán a t

quella vez, lo salvaras a

olo necesitaría

sería producid

todo est

todo

olvidar tu nombre

ósitos, cosas inexistentes ¿Desde cuándo el altísimo se comunica directamente con las personas? O mejor aún, ¿Quienes en su

en dará algo importante para otras. No es egoísmo, solo que es algo que no se toma a la ligera, per

mado o titulado como "mesías" fue puesto como líder, ¿Pero que lidera? ¿Qui

cuchó

vistazo—, al parecer

muy segu

diciéndome «estemos alertas» yo sabía que no estábamos solas; la presencia y la tensión eran

ntinuó— No soy solo una cara bonita, somos mujeres y les conozco, ser frágil para engañar —no

izás maldiciendo lo descuidada que fue. Aun

bre era muy poco, por lo que pude suponer que ella

como para engañarme

!» preocupó Daiana, co

úpi

na to

emáti

mi camiseta blanca. Podía ver la decepción de ella, y no es que me importe ni nada, solo que los veo a ellos

entos, incluso con los del pasado, pero es eso que no puedo olvidar, lo que soy yo. Ser algo frágil para engañar... Es algo distinto a fingir lo que otros quieren. Quien es el que me habla cada vez que no quiero

a llegó acompaña

ue perdía la movilidad en cada extremidad de mi cuerpo, la comezón en mi garganta d

*

nos de la forma más absurda del mundo. Si encuentran mi cadáver y a aquellos mal nacidos, espero que

el espectáculo. Hay el infierno... No sé si exista, ojalá que si y mi estancia sea eterna, lo suficiente para pagar

Muy frío. ¡Esp

per

toy muerta como quería. ¿En

eco masculino se extendió

azos estos no me respondieron. Manos y pies sujetos a una lámina plateada, que si tiraba más de ellos para moverlos me marcarían la piel. Me di cuenta que estaba atada por cada parte de mi cuerpo; podría decirse que exageradamente querían

ese gran tamaño de miradas enclavadas. Podía decirse que la visión no ayudaba mucho, todo alrededor era de matice

a llegaría, señorita Da

algo sospechoso, y sé que nada bu

Primera. Tarde o temprano llegarías… —cambio su tono t

algo confuso por ahora, pero no te preocupes, todo estará bien. Cuando vuelves a nacer es imposible recordar t

antos metros a la izquierda del límite iluminado; este estaba sentado en un banco elegante con la pierna derecha encima de la otra, sus

como para ser figura pública. Sus ojos negros de gran profundidad, su muy bien peinado cabello y su piel blanca me indicaron que era extranjero, y su acento i

s que me maten con satisfacción, primeramente les daré dificultad. Las mejores defunciones son las más complicadas. Es inevitable estos pensamientos casi suicida

erto, pero te encuentras mu

naturalidad y no sé quién es. Tampoco tengo intenciones de sabe

ia

ultad. Mi mente está bien, aun así m

ingía— ¡Ah! —“recordó”—Tú hablas de Segunda.

paz?! —levanté la

e —No te alteres, Primera. No hablo en metáforas, así lo q

ue le dio gr

cioso? —pregu

esta de las cinco —sonreí—. No sé porque no nos mataron en ese momento, iba a hacer un asesinato más sencillo y limpio, ahora he visto su rostro al igual que el de sus cómpli

es lo que quiero, ni necesito —replicó—. Ustedes deben estar vivas, es su destino estarlo y mantene

dije

oso en estas épocas —se desplazó sonriente a

uno con cuidado, como si tuviera que elegir con precaución cada uno de sus utensilios para usarlos adecuadamente. Por fin, después de unos segundos se decidió por tomar una de las cruces de hie

onal, me atemoriza. Su simple y dominante cercanía me incomodaba, sentía su respiración un poco pesada en

ar más mi camiseta. Me puse nerviosa, quería gritar o defenderme, pero era imposible debido a mis circunstancias. No haría notar mi

lé con atrevimiento. No piensen mal, solo que en

res decir?

de asesinos, es de pervertidos. Podrá tener la pinta d

bes nada…

para tratarlos a su antojo —forcé una sonrisa de boca cerrada—. Claro, como no tenemos a nadie que pueda proteger

ción. Metió una de sus manos a su bolsillo de su

os ajustándolos muy bien. Ahora todo era oscuro de nuevo, la diferencia era que podía apreciar todo con mis de

ta, grité como nu

sculos estaban tensos en dolor, llegó el momento en que ya no sentí funcionar nada de mí. Era inevitable sostener más el sufrimiento, me quería ahogar en el mar de mis calcinantes lágrimas de ira, deseaba lastimar mi garganta por los incomparables gritos

etuvo, en el que me sumergí a la nada, me de

s altas horas en la que mis amigas toxicas llamadas culpa y remordimiento me incitaban a lo peor. Alguna que otra vez me pregunté como él podía mantenerse tan positivo, digo, después de haber perdido a su madre en el derrumbe de un edificio provoca

personas, cuando habíamos hecho una promesa de hermandad que duraría siempre, el día que cada quien tomó su camino. Tan distintos han de ser… Una persona como yo termina así, y personas como el siguen adelante. Pensa

mejilla me regreso de la nada,

, aunque no se compara con la herida que me había dejado la soledad de mi querido hermano. Aquel chico que brillaba como el sol en mi vida estaba aquí de nuevo; en este vacío cuarto en el que

be que no estoy bien, que entre mis desaires sollozos el hablar era imposible. Lo ext

susurró intenta

oísta —dije

son

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