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Historia

Capítulo 3 Dos: Benjamín

Palabras:2399    |    Actualizado en: 20/10/2021

- the l

e dicen Pepe, está del otro lado de la vereda acomodando la chatarra que juntó del fondo. Él qui

para mantener tanto terreno. Tuvieron que juntarse todos los hijos un día y ponerse de acuerdo para tirar cosas o sacar plantas que no aporten nada al fondo de la casa. Cuando milagrosamente logran

n agricultor certificado por la experiencia. Siempre lo acompañaba; no fue gran esfuerzo para

n jugando con una pelota y comentando cómo es que van a ganarles a sus rivales. Pepe si

, que se puso a cantar como poseído; terminé por levantarme a eso de las seis de la mañana. Pensé que no llegaría con la energía suficien

y decirle todo lo que anduve ensayando ano

, pa que vay

inta, pero esto se

’ lo hombres, eh! La última v

isnietos, está meta decirme cuando nos vamos a juntar otra vez para jugar al truc

reja de la casa. Desde que llovió hace unos días el tiempo sigue pésimo. —Nos vemos en la vicar

go que bañarme y después recién

a Ángel que León anda

que eso cuenta como engaño. Si León quiere a Ángel no tendría por qué buscar en mí lo que bien puede tener con su novio. Encima, desde antes de todo este

s de mar enredadas. Ni siquiera se dan cuenta que llegué ni tam

si León ya le dijo

peso de encima. Cumpliría con mi parte de al

de nuevo las llaves de la casa. Mis papás ya están medio vivos otra vez po

y está fresco afuera. —El papi baja de la cama y ll

ver a un compañe

a el papá en med

eh… me

pido de

e las doce! —e

Bu

el horario nuevo que puso la vicaría. Como ahora debemos compartir al diacono Rodri con la otra

nte de la de León. Como no hay timbre, toco las manos. Alguien en la ventana cerca de la puerta corre la

sale de la casa,

acá? —pregunta apenas

ue habla

¿

un poco largo lo qu

living y se sienta en uno de los sillones de color bordó. No hay ni siquiera un vaso de agua por educación o la invitación a sentarse, pe

trata? —pr

. Es solo decir la verdad, aunque sea horrible y me odie má

pasa c

a a quedarse en casa, y el pelo renegrido que le acaricia la frente por el corte con un poco de flequillo, oscurece más esos ojos enmarcados por ce

bien ent

é pasa. No me ca

cosas terminen así. Yo solo pensé qu

rumpe—. Hablá, no d

. Lo llevé a mi casa, pero en la puerta él me dio un beso muy… Ah, hum…

te. Para mí ya es muy fuerte. Me quedo sordo por el ruido q

aste a m

insisto—. Ya supondrás porqué

so vi

llón del frente—. No estuvo bien que León pase tiempo conmigo y a vo’ te deje de lado, menos estuvo bien que yo no le pu

ríe de manera forza

ubierto por esa monotonía en la voz y la expresión inesperada, que no quiere hacer ver—. No te merecés es

lgo

go la

y esos ojos antes fríos ahora tienen un poco más d

as resuelto con León, todo bien, me voy y no me vuelvo a acercar a vo’, y a él meno

ijo algo e

jor que vo’ y no veía las horas de… Ah, decía cualquier cosa. —Pongo las manos en a

ape, ¿c

Qu

te dio mi nov

él por si acaso escuché mal —. ¿E

menos me describís el chape que

cara. No sé. León estaba borracho, obvia

algo que no

¿

empujarlo, pero Ángel aprieta sus brazos contra mi espalda y quedo quieto no solo por la fuerza del abrazo sino también por el dulce sabor a mandarina. T

lugar. Tengo que sostenerme de él cuando siento que las rodillas me tiemblan, como todo el cue

ganas de volver a saborear la dulzura de la mandarina esparcida en su boca de color chi

edo antes de que haga cualquier cosa, golpearm

é hac

su desinterés con un gesto—. Para que veas, eso no es nad

rimer beso fuera con un chico con novio y, encima, en pedo, acorralándome en la puerta de mi pieza. A

a enoja

ce que me encanta andar

y herido. Ángel, que no parece ser una persona frágil porque tanto su presencia

a, pero todavía tengo ganas d

fue un poco drástico… O sea, por lo que pasó c

os, pero yo no paro la mirada en sus ojos; me fijo en sus labios curvilíneos y en movimiento—.

reocupés, no quiero a León y n

eclamarle como tanto quiero. Me dejó estúpido y vulnerable. Tal vez, más que para hacerme ver que poco le importa un engaño como un beso, fu

vitar la tentación de lamer mi boca para volver a sentir

ligaste de mí —dice, abriendo la reja pa

fuerte que me hace cerrar

sta en esa zona sigue ahí, mezclándose con el dulzor y la acidez de la fruta. Quizás esa fue la sensación que re

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