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Historia

Capítulo 4 Tres: Benjamín

Palabras:2603    |    Actualizado en: 04/11/2021

marzo y ya va pintando el otoño e invierno que se viene.

el agua estancada en los costados de los cordones del pavimento. Algunos reciben una zarandeada cuando por accidente pisaron donde no debían pisar. Los que

hacen lo mismo; solo que ellos le agregan el abrazarse mientras caminan.

hay un collage de barro en el piso rojo del patio de recreo a pesar

cuello de garrafa, mucho no me molesta tener algo alrededor de la garganta y sé que al final del día quedará medio desecha; pero ta

io. Como toda promoción, cantan y disfrutan ser este año los protagonistas de la escuela. T

extraña, bastante original también. Nadie usó esos colores como les pasó a las promos

mientras los demás observan y otros sonríen,

y cosas de promo —dice el papá, mirándome

so —se lamenta el papi—. Creo que lo úni

ue planear y pensar —comento,

o eso es lo que espero porque es cierto que nos vamos a tener que tomar nuestro tiem

todavía? —me pregunta el papi

cuando miro hacia una chica de mochila ro

tio, tratando de no empujar, sino de pedir permiso porque no q

a mí cuando me ve—. ¡Aaaaay

a y eso que solo p

l espía, inclinándose hacia un cos

ál de mis dos papás está mirando con o

año? No tengo ni idea los colores que

ien con eso —insisto—. Vo’ viste que s

se de acuerdo con el cuarto B.

ara prepararme —le digo—. ¿

os cachetes antes de que vea el rojo comerse toda su cara—. M

poco, l

reparar, pero antes tengo que pa

entre medio de los chicos y demás papás desesperados p

, que sacude su mano apenas nos vemos. Le devuelvo el saludo, contento de volverlo a ver después de tan

uilos y guantes blancos ata las cintas del paño a la asta de madera encerada con una moharra brillante en la punta. Al acabar de sujetar las ci

frente y su idiotez no paraba hasta que me iba de ese lugar que compartíamos o se

ejarme un poco la mente. Preceptoría tiene muebles de madera antiguos, de esos

me a caminar hasta la vitrina del costado izquie

él, un momen

e agarrar la bandera doblada dentro de una caja de vidrio con bordes de madera clara.

la deja contra la pared. Como tiene listo todo para él, busca las bandas y guantes de sus esco

stán las bandas y gu

mira la caja en la vitrina donde

ás por acá. —Ángel se da la vu

rque parece que por fin habrá algo de paz entre nosotros. Él me mira por un segundo,

scoltas aparecen—. ¡Mortal!

los de Ángel y, de la nada en mis escoltas aparece León. Es la pri

de escolta de la bandera nacional—

Está bueno l

coge de

ismo me

a la izquierda y detrás de nosotros, Juli. Ángel no parece incómodo en absoluto al tener cerca a dos personas que en su vida quisiera

aya paz en la escuela, aunque con el otro curso seguimos teniendo roces típicos de los que

ca la melodía de presentación de la bandera, camino con el mentón en alto y los hombros hacia atrás por haber acomodado la

cha. Después del himno, el acto sigue con presentaciones y discursos, lo que no les lleva más de diez minutos. Cuando

acerca con las bandas de

gunta, dejando las cosas en una c

quiero sen

imos a tener ua charla normal y fluida. Después las cosas se enfriaron, pero no creo que León haya olvidado el por qu

rta. Apenas entro me doy cuenta de que no soy el único que se va a sentar solo; Ángel está en

olas en la silla, llega l

hacia mí y hacia Ángel—. Uno de los dos va a tener qu

mochila y, con mala gana, camina hasta aquí. La prece termina de tomar lista y agarra las s

nosotros, si hablamos de tolerarnos como compañeros, pero no pedí que el barco avanzara a todo trapo. Ángel no dice nada, solo

omo si me hubiera asustado con algo. Él mira hacia donde veo, después suelta un leve sus

ese examen internacional de suficiencia del idioma. Solo

con jarras de mate cocido. Como me gusta dulce, y el que hacen acá no tiene mucha azúcar, saco un táper chiquito con azúc

s azúcar? —p

ue

o pasado lo único que recibía de su parte eran miradas llenas de furia o directamente

te—. Gente, tenemos que empezar a organizarnos para elegir los colores de nuestra promo —anuncia Juli, casi saltando de alegría—. Sí, es re t

Ya saben, de reunirse con la empresa para el viaje de egresados, para juntar la pla

murar, pero nadie di

tienen que ser cuatro por cada curso —continúa la frijol—. Como dijo l

pueden se’? —

abilidad —advierte la frijol—. La Juli es hasta ah

murmullo

y responsables. Hay chorros de borradores y correctores acá,

re ellos, pero la may

es obvio; lo único que no sé si estuvo bien p

cia Ángel—. Bah, má

por suerte no con bronca, aunque tam

Juli y Mili que están esperando una res

mos a ser

los demás también —¡Otro más! Juli,

o de delegados. Al final eligen a Agustín. Dicen que siempre trata de cuidar de los demás y en los tiempos en lo

fuera del aula, deja un curso vacío. Incluso Ángel sale rápido y se va con su libro detrás de la marea d

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